Tamaraceite espera por el lagartario años después de expulsar a los reptiles

LPDLP. La construcción del complejo comercial de Tamaraceite Sur expulsó de la zona a miles de lagartos gigantes endémicos ( Gallotia Stehlini) de Gran Canaria que engordaban que daba gusto en el lugar protegidos entre los muros de las antiguas fincas agrícolas. Su hábitat fue arrasado por los movimientos de tierra previos a la construcción de los comercios, aunque aún se pueden ver por la zona algunos ejemplares más pequeños. Tres años después de la finalización de los trabajos de traslado de 5.500 lagartos a otros barrancos del municipio, Tamaraceite continúa esperando por la ejecución del lagartario, que se proyectó en la franja comprendida entre la circunvalación y el edificio de Leroy Merlin y los aparcamientos del complejo.

La ejecución del nuevo hábitat, que ya anunció el anterior gobierno municipal sigue siendo un proyecto pendiente, aunque el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, aseguró el pasado martes que la intervención saldrá a concurso en las próximas semanas junto a la primera fase de la futura área de esparcimiento que se hará en la zona. Añadió que se espera que se adjudique en octubre. "Tenemos el compromiso de hacer un lagartario, el proyecto ya está redactado y lo vamos a hacer", sostuvo.

Pascual Calabuig, el veterinario responsable del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria que dirigió las labores de traslocación de los reptiles, lamenta que se haya tardado tanto en hacer realidad el lagartario, sobre todo porque el coste de esta actuación es mínimo. "La idea era que hubiera estado terminado antes de sacar tantos bichos, aprovechando incluso las máquinas de las obras, porque se podía haber hecho con tres piedras. Sólo se necesita poner una ladera y hacer una serie de huecos con piedras volcánicas y reductos; vallarlo para protegerlo, poner unos puntos de agua y nada más. Los lagartos lo que necesitan es un escondite y tener debajo de las piedras tierra vegetal donde hacer sus nidos y un parterre con comida y vegetación".

Sólo era necesario ayudarles un poco al principio, "porque ellos ya se buscan la vida. Era muy fácil", indica Calabuig, quien añade que aunque hubiera costado mucho dinero "daría igual, sería una migaja comparado con las inversiones millonarias que se han hecho en e lugar de un día para otro. Antes de iniciarse las obras se sabía que en la zona había muchísimos lagartos gigantes. Había fincas enteras llenas de lagartos y se sabía que aquello se iba a convertir en asfalto y hormigón". El veterinario recordó en su perfil de Facebook el pasado 13 de junio, cuando se cumplió el quinto aniversario del inicio del traslado de los bichos, las promesas incumplidas. "Aquello ahora es un área comercial con su Decathlon, Leroy, Alisios y demás modernidades. Pero la pequeña parcela para albergar nuestros lagartos gigantes, prometida por las autoridades municipales y que viene recogida en el Plan de Actuación aprobado en aquellos terrenos de titularidad pública todavía espera en algún cajón del Ayuntamiento. Será que los lagartos no se venden", dice el texto de Facebook.

El rescate de los lagartos gigantes se llevó a cabo en varias fases entre 2013 y 2015. Los animales fueron capturados por técnicos del Cabildo y dos guardas forestales de prácticas en el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje del Cabildo, mediante la colocación de tubos de PVC en los muros y escombreras donde se escondían y la utilización de frutas para atraerlos.

Los animales fueron repartidos en los barrancos de los alrededores de Tamaraceite y, sobre todo, en los que están metidos dentro del espacio protegido de Pino Santo. En barrancos como los de El Román, Jacomar, Guiniguada o La Cagarruta, entre otros, viven ahora miles de los animales que fueron sacados de Tamaraceite Sur. "Algunos de ellos", recuerda Calabuig, "son los lagartos más grandes que yo he visto en mi vida. Uno de ellos medía unos 80 centímetros. Casi un metro de lagarto, un leño de bicho".

El técnico contó con la ayuda de dos becarios del centro, que fueron contratados durante varios meses por la empresa Lopesan, la que urbanizó los terrenos del centro comercial, para que capturaran los lagartos. Los ingenieros de la constructora avisaban una semana antes por donde iban a trabajar las máquinas y los rescatadores iban varios días antes y cazaban los lagartos. En 2013 se capturaron unos 3.500 ejemplares. "Estuvimos tres años cogiendo lagartos. En 2015 sacamos los últimos", señala

También se llevaron unos veinte ejemplares al Jardín Viera y Clavijo, donde conviven desde entonces con los que había en el recinto, un lugar que constituye un auténtico paraíso para los reptiles y el resto de fauna endémica que vive en el Botánico. Según Juli Caujapé, director del Botánico, se han convertido en un atractivo más del Jardín y juegan un importante papel como dispersores de las semillas de las plantas de las que se alimentan. Su única amenaza son los gatos que algunas personas abandonan en el recinto.

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