¡La humildad y el amor!

Por Luis C. García Correa
La humildad es la virtud de los santos.
La humildad es el camino correcto para hablar, para vivir y para poder ayudar con sinceridad.
La persona humilde tiene su vida llena de valor y contenido, y ya está en la santidad.
La humildad nos enriquece: eleva a las personas a cotas inimaginables.
Ser humilde es la meta para vivir y alcanzar el sincero y verdadero amor, y tener la capacidad de repartir y dar el amor.
La vida nos ofrece todas las oportunidades para mejorarnos y aumentar e incrementar las virtudes que nos mejorarán, y su base es y será la humildad.
“¡Sin humildad no hay auténtica y verdadera felicidad!”
“¡El cimiento en el que se desarrolla la felicidad es el amor y la humildad!”
“¡No hay felicidad sin el verdadero amor y la verdadera humildad!”
Amar con humildad es parte de la gloria terrenal. Y si se ama con humildad a La Santísima Trinidad se llegará a la gloria celestial. Quizá con un grado especial. Eso solo lo sabe Padre Dios.
“¡Vivir con humildad nos enriquece, y nuestras oraciones y deseos llegan a Padre Dios a toda velocidad!”
“¡Rezar con humildad y amor es la mayor oración!”
El ofrecimiento de cada día, hecho con humildad y amor, nos enriquece y da valor para que podamos llenar cada uno de nuestros días y convertirlo en una oración.
“¡El día es el momento que tenemos que aprovechar para repartir el amor con toda humildad, y el atardecer será el momento para convertir ese amor y humildad en una oración!”
La humildad y el amor son las metas a conseguir para vivir y repartir la felicidad y la libertad, convirtiéndolas en la gloria terrenal.
La humildad y el amor, el amor y la humildad unidas y conjugadas nos enriquecerán y convertirán la vida en una felicidad santa.
“¡El amor y la humildad son las vivencias y virtudes a conquistar!”
“¡Ame con humildad. Viva con amor y humildad. Rece con amor y humildad y se convertirá en el ejemplo a imitar!”
“¡La santidad, por el amor y por la humildad, es el logro a conquistar, para vivir y morir en los brazos de Padre Dios!”
“¡La humildad y el amor!” “¡El amor y la humildad!” lo engrandecerán y le permitirán gozar de la plena felicidad y aumentar la libertad.
El amor y la humildad son las metas a alcanzar.
Con humildad y amor se consigue santidad.
“¡La santidad es el amor con humildad!”

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