El Pluralismo

Por Luis C. García Correa
El pluralismo está de moda. Lo que me alegra, si es una forma de comunicarnos unos con otros y participar.

¿Qué entiendo por pluralismo? En especial la variedad de seres humanos y la variedad de sus ideas.

Entre el pluralismo, o los pluralismos en diversos ámbitos, se comenta y se habla, con bastante frecuencia, de la exigencia del respeto al pluralismo personal. Entendiendo por pluralismo personal la opción de elegir y practicar determinadas creencias, convicciones, según el leal saber y entender, y creer, de cada uno. Y algunas veces solo el creer.

La libertad es la gran operación y el fundamento de las opciones que tiene el pluralismo.

¿Se abusa del pluralismo personal aduciendo la libertad? Creo que sí.

Uno de los ejemplos de la libertad en el pluralismo político es la defensa o la afiliación a un partido político por algunas de las creencias o puntos del ideario político que se comparten, aunque haya otras que no se esté de acuerdo con ellas, y hasta puede que sean repudiadas.

¿Por qué se puede dar esa contradicción? La educación y la cultura tienen un gran significado en todo ello.

La libertad no sustituye los conocimientos ni amplía el conocimiento, ni disminuye la responsabilidad. Somos responsables precisamente porque somos libres.

La libertad – lo que nos hace grandiosos a los seres humanos – es una responsabilidad y una obligación de elegir de acuerdo a la honestidad personal. Pero eso no es pluralismo. No todo da igual. No basta el hacer las cosas porque quiero, porque soy libre. La libertad no está en el plano del conocimiento ni de la inteligencia.

Hay quien se aprovecha de la libertad, y del pasotismo generalizado, para tratar de desarrollar una política de destrucción de valores, cooperando a la corrupción y a la decadencia moral de la política. Se escudan así en la libertad para llevar adelante una agenda realmente mala para la sociedad.

El pluralismo se puede convertir en dictadura de políticas destructivas, lo que hay que tener muy en cuenta para desenmascarar a quienes las intentan introducir, seguramente con premeditación y puede que hasta con alevosía.



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