Dos cosas
UNA COSA
1 No solo por mercantilismo intelectual de los escritores
en sentido estricto; sino que también las humanidades en este mundo tiradas a
basura están; es por cuanto qué en la parcela literaria se palpa la desolación
y la muerte desde hace más de medio siglo. No hay nada intocado para la
originalidad, o por lo menos no ha aparecido una originalidad tocada del DON
que incluso en lo choteado construya. Sé lo que estoy diciendo.
Dicho sin anestesia los premios Nobel han perdido su
prestigio. Por ejemplo, el de literatura se está concediendo a hombres
demasiado pequeños (suaves brisas en el silencio) en esa especificidad. Sería
pueril y hasta una ofensa a la inteligencia ajena entrar aquí y ahora en los
detalles que les prestigian, o lo contrario. Han de perdonar que dé aunque sea
una señal “de mi desequilibrada opinión”. Dice Juanito Cruz, así llamado por
Llosa, que hay una lista, que a mi parecer rebaja a Don Miguel de Cervantes (el
escritor más grande de todos los tiempos ... ¡y si no lo es atrévase a decir
otro que se le pueda comparar!) poniéndole a la altura de la verdadera
enfermedad del mundo: los escritores a tongas que otros escritores venden para
poder comer; o lo que es lo mismo, los más encumbrados se retroalimentan de los
menos: de la tropa y viceversa. La finalidad única es la venta de libros; ni se
me ocurre que pretendan perdurar en el tiempo; se había de ser tolete para eso.
No quita para que terminen cargándose la amazonía demandando más papel para
ellos tiznarlo y estropearlo. No emplea Don Juan Cruz, el Don para Don Miguel y
le enreda con una partida de “chupatintas garabateadores” de su respecto. Cruz
Ruiz se lo quita (el don) llamándole como a los demás que son: Pablo Neruda,
Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Gabriela Mistral y no se si etcétera.
De esta lista es de la que se asombra Mario por él a ella pertenecer y con
razón; porque si particularidad tiene el Nobel de literatura es que el último
que lo os-ten-ta es más malo que el anterior. Si el asombro de Vargas es que le
comparen a D. Miguel de Cervantes ¡hombre tenemos! Pero, si lo que le hace
sufrir por querer él estar a esa altura, es “el batallón de los torpes” dará la
medida de su inocencia; creo (siempre según mi opinión) que es lo que está en
su fuero interno. Un hombre alto de una grandísima alegría angelical que le
coge todo el pecho (por dentro).
OTRA COSA
2 Sabemos que nos salimos de la contención y el respeto,
que aunque parezca mentira yo les abrazo con respeto; a la contención y al
respeto, pero, en algo hay que fallar si no se quiere ser un dechado de virtud.
Se sabe que la virtud sirve para huir de las situaciones genuinamente humanas
inapelables y perentorias. La virtud tiene la virtud de inventar sobre la
marcha disimulos “humos (cortinas) y polvajeras por el viento” y cuanto haga
falta para el suay suay, para que esté todo okey. Para que no se muevan las
aguas y cuanto símil falte aquí. Esto es de naturaleza de lo que Esteban dice
en su escrito El compromiso ”moderno”. Con el enunciado “Trabajar por la comunidad
se ha convertido en una profesión más que en una vocación”, estoy de acuerdo y
digo más: trabajar por los demás o por los de menos es necesariamente una
profesión y toda bocación (neologismo formado por la adición del sufijo “ción”
a la palabra boca ya existente) es la vía del alimento. ¡pónganlo como lo
quieran poner!.
La virtud existe como la más
selecta excelsa forma de mentir; de lo que se concluye que ¿la virtud es
mentira?. Obsérvese que aquí no se afirma nada, por si se me quiere agradecer.
¿Es esta una lógica informal, un tipo de deducción irracional porque le falta
una proposición o premisa término al silogismo y en buena lógica no se puede
llegar a la conclusión? Pues ¡claro que es así y es falso el silogismo!.
Adviértase sin embargo qué, más o menos esto lo dijo Don José de Espronceda y
lo caló directamente en un poema sin estarse molestando en desarrollarlo; qué
seguro estaría hace una jurria de años “ese bicho”: “la virtud –no solo se
quedó en ella sino que dijo lo mismo del honor- solo de nombre existe en el
mundo engañador”. Puede que sea lo dicho un atrevimiento de Don José, (porque
lo que yo he dicho no tiene sustancia ni trascendencia y por lo mismo
importancia ninguna) pero estoy incondicionalmente con él y su osadía.
Vastísimos son los asentamientos a conocimiento necesitados de nuevas lecturas.
Antonio Domínguez Herrera.
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