La Hormiga


Por: Pedro Domínguez Herrera
Sentado en el sofá como un totorota, pensando en fantasías, cuando al coger unos papeles de la mesa de centro vi a una hormiga, de esas pequeñitas, ¿ dos milímetros tal vez?.  La observe con detenimiento y empecé a elucubrar pensamientos sobre aquel ser vivo, si pequeña era, aún mas  mi conocimiento sobre ella. Al mover el dedo acosándola, entró en temor; el miedo es el mas común de los estados de animo de los seres vivos. Le llaman instinto a la reacción ante un estimulo de los animales, como si ya estuvieran preconcebidos y la reacción y el sentir fuera uno para todos. La pregunta es obvia; esta hormiga que esta aquí es ella, ella misma, no hay otra que tenga su misma identidad. Por las maravillas de las matemáticas, con las veintiocho letras del alfabeto; veintiocho elevado a veintiocho y si acaso con un numero delante, se le podrían poner nombre a todas las hormigas; para nuestra limitada inteligencia a este ser le veríamos de otra forma y comprenderíamos que una hormiga se disgustaría si se partiera una antena o una pata y se arrimaría a un lado de su devenir diario y de pura depresión o tristeza  moriría y otra mas fuerte, pues si tienen identidad puede haber cambio de actitud, soportaría la cojera y se arrastraría. Los altos cánones de la sabiduría humana en su momento, hace unas centenas de años discutían la redondez de la tierra, la circulación de la sangre, la existencia de América y se tenían creencias de un precipicio de aguas frente a las columnas de Hércules, (Galicia) y lo que mas sorprende es que los doctos fueron los últimos en enterarse. Mientras que navegantes científicos y astrónomos ya daban avances de estos dilemas, los tenidos por los máximos de la erudición no lo veían claro y preferían entre otras disyuntivas, imaginarse la ya mencionada   altura de mar suspendida en el aire, que lo mas razonable sería,  o la tierra es redonda o debe ir degradándose en altura, para como una gran llanura terminar en un grano de arena-(Los sabiondos decían hace un año que las aguas afectadas por el volcán del hierro llevarían décadas para volver a la claridad cristalina a la biodiversidad de la zona y en menos de un año se subsanó  el desastre ecológico. Lo mismo sucede en otros campos del saber, en el económico, en las previsiones del tiempo, en la medicina… Y, aun se le llaman milagros a lo que se desarrolla con desfase de las predicciones y lo que seria un milagro es que acertasen en que la economía tarda en ser sostenible una década. Es de creer, que como en el hierro, buscando subvenciones se exagera. Que en esto de la economía por interés de contención de masas …)- ¡!Chacho, a que viene esto ahora!! Como decía me pregunte ciertas cosas de las hormigas: Duermen; parece que si, beben, comen, tienen cerebro, circulación de sangre, la de ellas. Perciben mejor las cosas en movimiento que las estáticas: Su sociedad es matriarcal, se ayudan unas otras y viven en una perfecta organización parecida a la de las abejas.

La humanidad seguirá avanzando y muchas ciencias surgirán de lo que hoy se tiene como oculto o resuelto con frases hechas, como el instinto de los animales, cuando se debería decir que no tenemos ni idea de la realidad de estos. Como máxima: Empezaremos a ser grandes en el Universo, cuando grande sea nuestro conocimiento y entendimiento del ser mas pequeño a simple vista, la hormiga, ya que los mas complicados,  delfines, elefantes, monos, perros… quizás lleguen antes ellos a tener mas conocimiento de nosotros, porque se la juegan con la maldad de el hombre en su extensión.

       Pedro Dominguez Herrera

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cuando un hombre se lanza en picado igual que Félix Baumgartner; como una bala hacia abajo; hacia las formas pequeñas; de esa suerte en el vacío, a pensar la vida más chica de tamaño a la vista, lo hace “sobre” la hormiga; cuando por lo que sea no se hace del mosquito, pulga o el piojo. Ya la vida más pequeña aún, solo es accesible a la vista con artilugios óptico-mecánicos.
A Perico, eso, no le interesa, menosprecia la adrenalina hija del salto. Le importa la grandeza en la pequeñez. La gran trascendentalidad netamente física pudiéramos decir, no descubierta aún en los más pequeños seres, compañeros de viaje, a este mundo subidos. Espera una revolución y nueva repartición de valores entre la totalidad de la vida en este planeta; y esto señores es de cabeza nada vaga que lo único que haría es “botarse pálli pá la sombrita” si lo fuera (vago). Perico solo se bota a dormir (que de agotado se desmaya y así empieza su sueño) sus seis horitas, todas las restantes las centinelea atento; con las orejas tiesas que oyen el pequeñísimo chasquido ... en la larga distancia ... Por eso ves lo que ves y dices lo que dices. Perico, me rindo ¡¡eres una máquina neuronal esencial!!

Antonio Domínguez Herrera.
Anónimo ha dicho que…
Este artículo significa la consecuencia de una profunda reflexión. Una meditación en la que la mayoría de los seres humanos no nos interesamos, por cuanto nos parece una obviedad innecesaria de ser pensada. Las diferencias esenciales del ser humano con una hormiga o cualquier otro ser animal atesorado por la Naturaleza no es tan abismal como nosotros mismos hemos podido llegar a creernos. Estamos seguros del instinto, pero no pensamos en la alternativa de unas inteligencias atrapadas por una mayor, que es la nuestra. Nos hemos arrogado, desde el principio del tiempo, ese atributo. Yo, como Pedro, pienso que, obviamente somos seres inteligentes, pero esa razón superior que poseemos nos debería invitar a la modestia, y a pensar en la posibilidad de que, incluso la hormiga, en su ínfima medida, también lo sea.

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