Bizcochos benditos para la fiesta


El barrio de Tamaraceite celebró ayer, en las fiestas en honor a San Antonio Abad, la bendición del bizcocho lustrado. Unas doscientas personas presenciaron esta singular tradición que se realiza todos los años y degustaron un alimento para muchos 'divino' creado hace ya un siglo por Mariquita Villegas.

ALBERTO GARCÍA SALEH. La Provincia
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Los vecinos del barrio de Tamaraceite se apelotonaron ayer alrededor del mostrador situado en la plaza Ceferino Hernández para, como todos los años, probar los famosos bizcochos lustrados que, después de recibir la bendición del párroco del lugar, se reparten gratuitamente entre todos los asistentes.

Esta tradición, que lleva celebrándose ininterrumpidamente desde hace doce años en el marco de las fiestas en honor a San Antonio Abad, y siempre antes de introducir la imagen del santo en la iglesia, es un homenaje a los famosos bizcochos que Mariquita Villegas hiciera populares a principios del siglo XX en toda la isla y cuya re- ceta especial se hacía a base de mucho huevo y azúcar, bañados en almíbar y un poco de cáscara de limón.

El furor que creó en su momento fue tan grande que llegaba coches de todas los municipios para repartirlos por todos los puntos de las islas. La jornada de ayer había arrancado a las 11.00 horas, en la Parroquia de San Antonio Abad, con la celebración de la Eucaristía, para continuar con la procesión que recorrió las calles del barrio.

Unas doscientas personas, junto a la banda de músicos, los miembros de una pequeña orquesta, y varios puestos de comida, se apiñaban en la pequeña plaza para oír al cura del barrio la bendición. Tras este acto solemne, el padre Cristóbal Déniz deseó a todos los vecinos que el bizcocho les dejara "un sabor agradable" y la gente se quedara contenta "después de compartir la misa con nosotros", y que "se reparta entre todo para que recuperen energía".

El párroco finalizó con un "¡buen provecho, viva San Antonio Abad y viva el pueblo de Tamaraceite!" a lo que siguieron los trompetas y tambores de la banda municipal. Gente de todas las edades elogiaron el peculiar sabor del bizcocho de Tamaraceite que, si bien ya no mantiene la misma esencia artesanal de antaño, si se hace cuidando escrupulosamente los elementos con los que los bañaba Villegas. Posteriormente, y durante varias horas, tuvo lugar en la misma plaza la verbena del Solajero. Aunque el bizcocho es uno de los momentos álgidos de la fiesta, el próximo domingo tendrá lugar la bendición de los animales en la plaza de La Cruz con la que se cierra la fiesta y que se termina con el sorteo de un animal. En esta ocasión, cada persona acude con su propia mascota.

El programa de actos ha sido organizado por una serie de jóvenes universitarios que integran las asociaciones Tamaraceite Cultura Viva y Cuenta Conmigo en colaboración con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

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