El "respetito" es muy bonito

Por Esteban G. Santana Cabrera

Desde pequeño me inculcaron  la frase "el respetito es muy bonito". Respetar para que te respeten. ¿Pero cuál es el límite? ¿Hay límites al respeto? ¿Todo vale? 

La RAE, entre otras acepciones, define el respeto como "miramiento, consideración, deferencia". En nuestra vida cotidiana tratamos de ir por la calle sin trasgredir o lo que es lo mismo, sin quebrantar las normas de tráfico, violar un precepto como es el de circular más despacio de lo habitual en zonas escolares o de parques infantiles, respetar los semáforos y stops, ayudar a las personas mayores a cruzar o a cederle el puesto en la guagua. Cosas tan elementales como estas ni se nos ocurren ponerlas en entredicho. 
Hay consideraciones que se están perdiendo o volviendo menos habituales, como el respeto a los profesores, a los médicos, a los jueces, a los políticos,... Pero es contradictorio ya que si por un lado hay un clamor popular para que se respete, por ejemplo,  a los profesores en las aulas, hay otros sectores donde hasta está bien visto, o normalizado, que se les critique hasta el ensañamiento. De esto último, si nos damos una vuelta por las redes sociales podemos leer muchas "burradas" que rozan el delito y que el profesorado aguanta con eterna paciencia.
Lo mismo pasa con el poder legislativo y el judicial, donde se ponen en tela de juicio actuaciones que hasta no hace mucho eran muy respetadas y a nadie se le ocurría cuestionar, y no me voy muy atrás, no piensen que estoy hablando de tiempos de la dictadura, sino en etapas posteriores donde los políticos o jueces eran considerados servidores públicos,  y sus decisiones, estuviéramos más o menos de acuerdo, eran respetadas.
Mucho se ha hablado tras la Gala Drag de Las Palmas de GC, multitud de opiniones a favor y en contra de la actuación que en muchos casos se conviertieron en ataques personales sobre todo de sectores "extremistas" por parte de uno y otro lado. 
A mí cuando la gente me pregunta sobre el caso en cuestión, les digo una frase: "No hagas lo que no quieras que te hagan a ti". Creo, a mi humilde entender que se puede disfrutar del carnaval y de cualquier otro evento, hacer crítica, incluso satirizar en ocasiones, pero sin faltar el respeto a los demás. Aunque sean colectivos con los que no estemos de acuerdo con sus actuaciones como institución o con las de algunos de sus miembros. No se puede, ni se debe "dejar campar por su respeto" o lo que es lo mismo, como lo define de manera muy acertada  la RAE,  obrar a su antojo, sin miramientos a la obediencia o a la consideración debida. Debe haber unas normas básicas de convivencia, como las de circulación, para que no se pueda "colapsar" toda la sociedad por temas o actuaciones que al final no llevan a nada. Estoy seguro que habrá un antes y un después de la Gala Drag 2017, y los organizadores, diseñadores, patrocinadores y medios de comunicación tendrán más cuidado a la hora de organizar, diseñar, patrocinar o retransmitir actuaciones que falten el respeto, aunque sea a una minoría. Porque no me imagino ninguna actuación haciendo parodias de los presos, los enfermos, de la mujer y sus derechos, por ejemplo. Y menos una parodia de otras religiones. ¿Por qué de unos sí y de otros no? No todo vale, aunque como ya he dicho en alguna otra reflexión, cuando se acaban los argumentos empieza el insulto, la parodia, la ridiculización.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
VEO NO HAY COMENTARIOS, YO TE DARÍA UN APLAUSO.

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