Querer no es suficiente a la Villa de Agüimes

Por Luis C. García Correa
Quienes han nacido allí o quienes descendemos de agüimenses debemos sentir lo mismo: amar apasionadamente nuestra Villa de Agüimes y a nuestros hermanos los agüimenses.
Agüimes infunde un cariño y amor especial. La consideré como “Un lugar mágico” al que tengo que añadir que es un lugar, que es una Villa, a la que se ama con pasión y a lo largo de muchas generaciones.
Mi abuela paterna, Catalina Antonio Gómez Suárez, fue agüimense y de más de cinco siglos. Y sus herederos también lo somos en el cariño y en el amor apasionado que tenemos a los agüimenses y nuestra Villa de Agüimes.
Vivo sintiéndome agüimense no solo por herencia, sino por amor apasionado de contagio, y por creencia y vivencia. Soy agüimense porque no sé ni quiero vivir y sentir de otra forma. No quiero dejar de ser ni de vivir así.
Gracias a todos lo que nos unen los mismos sentimientos de amor y de admiración a donde hemos nacido, o de donde descendemos y procedemos, porque se siente lo mismo, al menos así lo creo y lo siento.
Querer a la Villa de Agüimes no es suficiente, hay que amarla con pasión, lealtad, sinceridad y un profundo, eterno y apasionado amor y fidelidad.
Soy y seré agüimense porque por las venas me corre sangre agüimense y no hay manera de eliminarla, ni quiero hacerlo, sino todo lo contrario: conservarla, retenerla y si pudiera ampliarla.
Querer a la Villa de Agüimes no es suficiente.
Soy y seré agüimense por toda la eternidad.

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