DIARIO DE UN CURA: LA SEGUNDA COMUNIÓN

Por Jesús Vega Mesa
De verdad, de verdad, lo más que me gusta de las comuniones es cuando hay una segunda comunión. La primera está muy vista. Hay cantidad de fotos y vídeos y apenas reconoces a los niños que vienen vestidos para la ocasión. La segunda, no. Aunque tiene la misma importancia que la primera, los niños vienen vestidos de niños, con naturalidad y simpatía como ellos son siempre. Ni traje especial, ni regalos, ni protocolo. Sólo un encuentro personal de Jesús y el niño o la niña. Ya no hay nervios, ya no hay observadores. Si acaso, el papá y la mamá que, sin pasar por la peluquería, se acercan discretamente a la iglesia, participan de la misa y, a la hora de comulgar, con su hijo al lado, reciben a Jesús con cara de felicidad porque es su segunda comunión. Bueno, la verdad, a mí me gustan igualmente las terceras y las décimas y todas las que vengan. Lo que más me gusta de la primera comunión es que, sin primera, no hay segunda.
 El otro día, un poco antes de misa, a unos niños sentados en el primer banco de la iglesia les pregunté que cuándo hacían la segunda comunión. Ellos se echaron una carcajada y la más espabilada dice.
-¡Querrás decir la primera comunión!
Y yo insistí. No, la primera sé yo que es el domingo próximo. Quiero saber para cuándo es la segunda.
Y otra vez la respuesta entre risas de la más lista:
- No hay segunda, sólo la primera.
-Pues este año, le dije, vamos a tener primera comunión y segunda comunión …y bastantes más!!!
Los chiquillos, que seguramente estaban pensando que yo estaría un poco mal de la cabeza, lanzaron, sin ensayo previo un
¡Ñoooos, qué buenooooo!!! que retumbó en toda la iglesia.
Entonces me quedé contentísimo. En adelante, pensé, pondré fechas de primera y segunda comunión… y algunas más. Seguro que los niños se sentirán muy bien. Y los padres. Y los catequistas. Y los curas.
Que vivan las segundas comuniones.

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