Gofios que no escapan a ser nombrados

Por Antonio Domínguez

“¿El que da no tiene que agradecer que el que toma tome? ¿Hacer regalos no es un necesidad? ¿Tomar no es – un apiadarse?” Nietzsche es el autor de todas estas ideas, que yo parafraseo.
“Ojo burlón que miras –vigilas- desde el oscuro y la oscuridad de tu sonrisa ¿de qué estás celoso? ¿Es que debo como un perro, arrastrarme delante de ti? ¡Salteador detrás de nieves! Habla por fin tú oculto, a la espera, tras el rayo ¿Te acercas a escondidas en eterna o, “circunstancial”  medianoche? ¿Me cogerás ensuciando o limpiando?”.
Ya tomo de mi mano enseñanzas que solo han sido posibles desde la llegada de la red: desde que no hay necesidad de ir a la universidad a estudiar como echar  mentiras y sean permitidas, porque se sobreentiende que el periodista sale de ahí amaestrado para no hacer daño al capital que sustenta las rotativas.
¡Bailemos el pin pan. Como más a gusto se ha sentido el hombre en la tierra, ha sido asistiendo a tragedias, corridas de toras, San Fermínes, crucifixiones, y, cuando inventó el infierno. He aquí que este fue su cielo en la tierra ¿Y por qué? … porque vivieron siempre de los devengos de los aterrorizados por los infiernos, que además para requintarlos completamente tienen –deben- que limpiarse del pecado original desde recién nacidos; porque si muere sin bautizar, su alma empieza a ir de un lado para otro; “por baños depurativos” hasta quedar limpia, ¡por atreverse a existir con permiso de Dios!. A pesar de la férrea recomendación yo siempre he comido y bebido sin malos recuerdos de gula, y he copulado todo lo que me han dejado y he podido. ¡¡A mi no me  ha  jodido la vida ningún pecado a observar!!; siempre respeté –y me fue suficiente- el código penal, hasta en sus nimios detalles. 
El hombre se auto inculpa y se llama así mismo <> y dice que “lleva la Cruz y que es un penitente”. ¡¡No dejen de oír la voluptuosidad en ese lamentarse y acusar!!: lo único que he aprendido hasta ahora, es que <>. El hombre debe vivir al día, tranquilo de los deseos que siente; que para ello fue hecho. Los intentos con lo divino solo han traído sacrificios humanos, guerras y lo peor de lo peor. Sea sencillo y no tenga absurdas pretensiones de ser un semejante de Dios (seguro sacrilegio) e ir a un cielo que nadie ha visto; solo, y en el que cree, por el terror humano que le han inoculado desde la cuna; ¿porqué ve tan natural hablar teológicamente (inventando) de un lugar que nadie puede describir?  Bueno sí, el papa español Alejandro, pero, ya sabemos lo que fue el elemento infrascrito.

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