´El nuevo centro comercial altera la identidad que tiene Tamaraceite´


M. REYES
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
El párroco Cristóbal Déniz y la activista Pino González charlan a petición de LA PROVINCIA en la plaza del pueblo sobre los problemas de Tamaraceite.
POBREZA E HIPOTECAS
Pino González Santana (PG): Lo que me preocupa es la saturación del centro de salud, los planes urbanísticos y el desempleo, porque si no hay trabajo la juventud se engancha a las drogas. El dinero de esos proyectos urbanísticos se debería invertir en políticas sociales y ayuda para Cáritas, que está desbordadísima. Las colas para recoger alimentos son impresionantes. Son problemas generales, pero este barrio los sufre de una manera particular. Los jóvenes están en la calle porque no tienen trabajo.
Cristóbal Déniz Hernández (CD): El problema es que el desempleo es creciente. La pobreza estructural ya existía, pero se agrava por la crisis económica y el drama de pagar la hipoteca. Muchos de los nuevos pobres que llegan a Cáritas son familias de clase media que se han quedado en paro y tienen que afrontar la hipoteca. También hay problemas de alcohol y drogas.
(PG): Sí, pero como en cualquier otro barrio. El estigma de la droga que arrastra el barrio es injusto. Lo primero que se saca en los periódicos es el atraco o el navajazo en Tamaraceite, pero la realidad no es esa. No hay que hacer políticas policiales, sino sociales. Llevamos décadas hablando mal de este pueblo, cuando aquí vivimos gente buenísima y trabajadora. El problema es la desestructuración familiar, el fracaso escolar y el desempleo. ¿Dónde va a ir nuestra juventud? Pues a las calles.
(CD): Tamaraceite y Lomo los Frailes tienen una población muy amplia. Es absolutamente normal que haya algún fenómeno de delincuencia entre más de 40.000 personas. Eso no es para nada un síntoma global de la situación que se vive en el barrio, aunque a la gente de aquí le gusta hablar de pueblo. Tienen ese orgullo de la tierra. Hay que incentivar las políticas sociales y la colaboración entre las ONG, las instituciones y los colectivos que trabajamos aquí para abordar los desafíos que se nos vienen encima. Me refiero a mayores problemas sociales derivados de la crisis. La solidaridad de las familias está haciendo de colchón para soportar una situación muy dura, porque en Tamaraceite se dan muchos casos de vecinos con hipotecas que están en el paro. No paran de llegar expedientes de desahucio. Cáritas atiende en esta zona a más de 400 familias, podemos estar hablando de entre 1.500 y 2.000 personas en situación de exclusión social. Me preocupa la educación de los niños en esas situaciones de pobreza.
(PG): Gracias a la pensión de nuestros padres viven muchas familias. Aquí nos ayudamos todos, pero llega un momento en el que la familia se ve desbordada. ¿ Y a dónde acudimos? A Cáritas, que también está desbordada.
(CD): En la parroquia han bajado los ingresos de las colectas, como es normal en esta situación de crisis, pero las que se hacen de forma específica para Cáritas han aumentado. Esa recaudación es muy superior, a veces el doble, de la que se hace para otros fines. Esto no sólo refleja la solidaridad de un momento, sino un compromiso estable de la gente para ayudar en momentos difíciles.
EXPANSIÓN URBANA
(PG): He vivido fuera, pero me encanta este ambiente de pueblo, caminar por las calles. Hay mucha gente nueva porque en los últimos 15 años se ha triplicado la población, pero sigue existiendo ese ambiente. Esto es como ir a San Mateo, donde se conoce todo el mundo. Somos solidarios, salimos a la puerta de la calle y nos preocupa lo que le ocurre al vecino de al lado. No nos metemos en un edificio y nos olvidamos del señor del quinto. Somos así, solidarios y trabajadores.
(CD): Vengo de Valsequillo y me he dado cuenta de que la gente de aquí vive con mucho orgullo ese sentido de pueblo. La seguridad y la confianza son muy importantes para la convivencia diaria. El problema es que ese aumento de población no ha venido acompañado de una verdadera cohesión. La parte de atrás de Tamaraceite, la zona de Pepe Dámaso, es otro mundo.
(PG): Sí, es la parte nueva del pueblo, una urbanización de edificios sin casas terreras.
(CD): Entre los vecinos hay bastante resistencia y desconfianza hacia al proyecto de Tamaraceite Sur. La gente percibe que puede generar negocio y actividad económica, pero dudan de que eso mejore la calidad de vida del pueblo, más bien piensan lo contrario.
(PG): Como vecina estoy totalmente en contra del pelotazo de Tamaraceite Sur, porque no va a generar puestos de trabajo, destruirá una zona etnográfica y ecológica muy importante del pueblo. Destruye la identidad de Tamaraceite. ¿Van a abrir tres áreas comerciales cuando ahora mismo se cierra el centro comercial que ya tenemos porque no hay trabajo?
(CD): Está claro que las empresas van a generar empleo, pero la cuestión es si ese puesto de trabajo tendrá la misma calidad que el pequeño y mediano comercio de la zona. Pero no sólo hablamos de centros comerciales, sino de toda la edificación urbanística que conlleva Tamaraceite Sur, porque se trata del único respiradero que tiene el barrio y si se construye dejará de existir. Los vecinos quieren parques y zonas verdes.
(PG): Sí, el proyecto del corredor verde está muy bien, ¿pero el color verde se verá en Tamaraceite Sur o en el bolsillo de los presuntos especuladores? Los pequeños comercios subsisten con el tránsito de la carretera general, es decir, de la gente que pasa por aquí para ir a Teror, Arucas o La Galera. Un centro tipo Alcampo rompería esa fluidez porque lo concentraría todo.
(CD): Aquí, en el centro de Tamaraceite, hay un centro comercial nuevo que tiene la mayoría de los locales cerrados. Además, tenemos ejemplos negativos, como la urbanización de Ciudad del Campo, donde se construyeron edificios y ahora los vecinos carecen de zonas verdes y equipamientos. Hasta hace poco no había ni una triste tienda allá arriba.
(PG): Es verdad, cuando se creó Ciudad del Campo ni siquiera llegaba la guagua. Los vecinos vivían aislados en el recoveco de una montaña. En su momento se luchó para que no se construyera en esa zona. El actual alcalde, Cardona, también intentó en 2002 construir un campo de golf de 18 hoyos y 552 viviendas en las charcas de San Lorenzo, pero lo conseguimos parar.
(CD): Otro problema es el tipo de edificio que se construye. Se trata de viviendas totalmente apiladas una tras otra. Eso se tiene que corregir en las políticas urbanísticas, porque ese tipo de convivencia está llamada a generar conflictividad social. Existe una responsabilidad pública cuando se generan estos espacios, porque tienen que ser habitables y ofrecer condiciones para que respire la convivencia.
(PG): Es lo mismo que pasa con las casas sociales, un problema que hiere muchas sensibilidades, porque son viviendas tercermundistas con más de 40 años. El Gobierno tiene que sentarse con los vecinos y desbloquear el proyecto para reponer esas casas.
(CD): No sólo tienen más de 40 años, sino que muchas veces viven en ellas seis personas en 60 metros. He hecho algunas visitas y las condiciones de las casas no son dignas de una familia media. Urge que la reposición siga adelante.
(PG): También necesitamos otro centro de salud. Las colas que se forman a primera hora para hacerse una analítica son impresionantes.
(CD): El que tenemos está absolutamente desbordado y eso genera tensión en los usuarios, incluso se ha vivido algún episodio puntual de agresión a los médicos, que son excelentes profesionales.
(PG): Necesitamos políticas sociales, no una piscina cubierta que genera polémica. Con ese dinero se podrían cubrir otras necesidades. ¿Será gratis acudir a la piscina? ¿Podremos ir todos los vecinos? Ahí lo dejo.
(CD): No estoy de acuerdo. Detrás de la piscina hay salud. Es una posibilidad para que se practique deporte. Creo que los vecinos valoran de forma positiva que dentro de poco vuelvan a estar abiertas.
Fuente: La Provincia

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