Cartas al Viento: Katia, Cristina, Rocío y Belén.
por: Jesús Vega Mesa |
Cristina, Katia, Rocío y Belén son las cuatro jóvenes
trágicamente fallecidas durante la fiesta celebrada en Madrid Arena justo el
día en el que muchísimas familias habían decidido visitar el cementerio para
recordar a sus seres queridos difuntos. Con apenas 18 o 17 años estas muchachas
pusieron fin a una vida que se presentaba llena de proyectos ilusionados. Y
llenaron de dolor a la muchísima gente que las quería.
Más cerca de nosotros, ocurren también otras tragedias como
la de los jóvenes senderistas que hace también pocos días perdieron la vida en
la zona de Tamadaba. Y cada uno vive su propia tragedia con muertes cercanas en
la familia o en el círculo de amigos.
Cuando ocurre eso, la memoria empieza a trabajar intensamente y se
agolpan los buenos recuerdos que te hacen exclamar con emoción:
-Qué buena persona era.
Pero enseguida aparece el aguafiestas de turno que
irónicamente dice:
-Qué falsos somos. Claro, una vez que se ha muerto, todo el
mundo es bueno.
No, no es cierto, amigo aguafiestas. Lo que sí es cierto es
que, la mayoría de la gente, sí que es buena. Pero sólo nos damos cuenta de esa
verdad cuando ya no están con nosotros. Porque, cuando andamos por el mismo
camino de la vida hacemos problemas de las cosas más pequeñas. Y hay familias y
amigos que se enfrentan durante toda una vida por las cosas más tontas y
ridículas y sin importancia. Sólo cuando esa persona falta, entonces caen en la
cuenta de que su bondad era
infinitamente mayor que sus defectos o
su malicia.
Por cuestiones de mi trabajo y mi vocación he tenido que
escuchar muchísimas veces la tristeza de algunos porque no supieron manifestar su cariño o su
perdón o su admiración por la persona fallecida. Sólo cuando dejó de
vivir, cayó en la cuenta de lo buena
persona que era.
No, no somos falsos cuando hablamos del amigo fallecido y
decimos en voz alta lo bueno que era. Lo cierto más bien es que no fuimos
justos cuando, estando con vida, no supimos valorar sus virtudes o tuvimos más
en cuenta sus defectos.
Al saber de la muerte de estas cuatro jóvenes en Madrid he querido saber qué opinaban de ellas sus amigos.
_ Cristina era una chica muy despierta y cariñosa, siempre dispuesta
a ayudar a sus amigos, recordaba entre sollozos su amiga Miranda con la que había coincidido
en catequesis.
Rocío, decía emocionada su amiga Laura, obtuvo muy buena nota
en Selectividad y estudiaba en la Universidad. “Era muy buena estudiante y muy
responsable”.
Katia era muy sociable y divertida, cuenta un amigo. Valoraba la amistad y tenía una gran actitud
de servicio. De hecho iba a empezar como voluntaria en Protección Civil.
Belén tiene un hermano sacerdote que, todavía en el hospital,
celebró una misa por ella y le impartió el
sacramento de la unción de enfermos. Borja
dice de su hermana que era una niña de fe, simpática, servicial, sonriente, atenta lo que necesitaban las personas de su
alrededor.
Pero no todo el mundo espera a la muerte para hablar bien de
alguien o agradecer sus gestos. Begoña,
una chica de 20 años, también estaba en el recinto de Madrid Arena. Begoña
fue aplastada por la muchedumbre y
empezó a sentir que no podía respirar. Afortunadamente para ella, acudió en su ayuda "un chico alto,
delgado, moreno, con camiseta gris y sangre en una mano". Después
de intentar tranquilizarla, la cogió por debajo de los hombros y haciendo
fuerza con su cuerpo, abrió el hueco suficiente para que pudiera respirar.
Begoña intentó más tarde localizar al
chico para darle las gracias, pero su 'ángel de la guarda' había desaparecido.
Su madre, que quiere encontrar al “ángel de la guarda” de su hija y agradecerle
personalmente su acción, comentó a un
diario: "Estoy impresionada de que gente joven se dedique desinteresadamente
a salvar a los demás; pensando que hay jóvenes así, España tiene futuro".
Y uno se impresiona cuando conoce estos hechos. Y se da cuenta de la buena gente que hay
alrededor. Dan ganas de decir a todos en vida lo buenos que son. Pero si alguna vez, sea por
lo que sea, uno se ha callado las cosas buenas de los amigos, que
por lo menos pueda expresarlo después de
muerto, sin que ningún aguafiestas lo tenga a mal:
-Qué buenas personas eran Belén, Rocío, Cristina, Katia….
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