La productividad

Por: D. Luis García Correa y Gómez

Ante la gravísima situación económica que estamos viviendo, me hace volver a insistir en la necesidad de que seamos productivos. Pero todos, empresarios como trabajadores, jubilados, parados, amas de casa, jóvenes también en sus estudios,  todos.
Todos tenemos que ser más competitivos y más solidarios, de lo contrario, no creo en fórmulas mágicas, ni nadie nos lo va arreglar.
Por supuesto, todo aquel que ejerce una autoridad, su participación y su honestidad influyen poderosamente en el su medio de actuación, pero al igual los que están bajo la dirección de esa autoridad.
Productividad es: la responsabilidad honesta en el trabajo.
Hoy tendríamos que estar haciendo como hicieron los alemanes cuando perdieron la guerra y estaban en la miseria: todos trabajaban, sin cobrar, primero dos horas y después una, y todos los días. Alemania surgió potente y superó su miseria con rapidez.
Fue una consecuencia de la honradez profesional del pueblo alemán.
Los derechos de los trabajadores, en su empresa, ya sean particulares como públicas, deberían esta relacionadas con la productividad.
Un maula, ya sea empresario como trabajador, nunca deberían estar protegidos por una indemnización cuantiosa, como la de cualquier directivo.
¿Cuál sería la palabra mágica?  LA HONRADEZ.
No puede haber productividad y generar beneficios particulares y sociales si no hay honradez.
La Honradez es el cimiento de la generación de riqueza y del progreso.
¿Cuántos empleados están trabajando mejor, para aumentar la productividad y rebajar los costos?
¿Cuántos jubilados y parados cobrando el paro están dedicándoles tiempo a trabajar por la comunidad?
Por supuesto, hay que ser muy honesto y considerar a la empresa como “MI EMPRESA”. Y el empresario considerar al trabajador como su NECESARIO COLABORADOR.
No existe progreso sin productividad.
Sin productividad no hay competitividad.
La pobreza, y el paro, son una manifestación y consecuencia de la falta de productividad; de la crisis creada por el poder económico perverso, y la falta de honestidad por la carencia de valores éticos o religisos
Es muy difícil que haya paz social y felicidad personal si no hay productividad por la honestidad. Así de claro.
No podemos dejar que la crisis de valores, y como consecuencia el pasotismo e individualismo, se enseñoreé y se hagan dueños de las circunstancias por el poder perverso.
La productividad es un valor moral y práctico
Tenemos que revitalizar nuestro cuerpo social, político y trabajador, - tanto de empleados como empresarios -, por la honestidad y la solidaridad.
Tenemos que ser productivos al máximo. Para ello hay que tener la conciencia clara que el trabajo es un derecho y una obligación.
Hay un derecho a tener trabajo. Pero también existe la obligación hacerlo a la perfección, con productividad por la honestidad
No basta con hacer nuestro trabajo, hay que hacerlo a la perfección. Que nadie lo haga mejor y más rápido que yo.
La productividad tiene que ser uno de los valores que enseñamos a nuestros hijos, y que la practiquemos nosotros, que seamos un ejemplo.
Tampoco se trata de agobiar y angustiar al trabajador o al empresario. Los extremos siempre son malos.
Es sólo vivir la sencilla honradez, y lo demás vendrá por añadidura.
Ser productivo es ser honesto consigo mismo y con la empresa, tanto por el trabajador como por el empresario.

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