El trabajo

Por Luis C. García Correa
“¡El trabajo honesto dignifica al ser humano, quien debe de ser compensado según el trabajo realizado!”
“¡Trabajar es una forma de ganar el sustento, realizarse como persona y servir a la comunidad!”
“¡Servir a la comunidad no solo es un gusto y responsabilidad, es una ineludible obligación personal y social!”
El derecho al trabajo lo tenemos todos, salvo las excepciones de imposibilidad material o enfermedad que haya y que deben resolverse por otras vías.
Amar al trabajo es una virtud de los honestos y leales a sí mismos, a la empresa y a la comunidad. Es amar a los demás.
Mi trabajo no solo llena mi tiempo, mis ilusiones, vivencias, convicciones, creencias y valores, sino que me sirve para progresar como persona y sirve para ayudar a los demás mientras que nos pone en  el camino de la santidad.
“¡Si a mi trabajo solo le saco partido material, soy un egoísta que solo recibiré la paga temporal!”
“¡El trabajo debe llenar la vida de contenido y valor, y recibir la compensación debida a la labor!”
La paga es, y debe ser, la compensación al trabajo bien realizado, y si, además, ha sido hecho con la mayor honestidad, debe tener el plus merecido a ese añadido valor.
Los poderes perversos son los que se aprovechan del trabajo de los demás, esclavizan para enriquecerse a su costa y aumentar su riqueza y poder.
Uno de los gravísimos problemas de toda sociedad es el número y el poder e influencia de los poderes perversos, y si no hay quien los contrarreste arrollan a los demás.
Los poderes perversos pueden llegar a anular a una sociedad, contagiarla y llevarla a la destrucción. ¡Que se lo digan a algunos países!
Hay países inmensamente ricos en materias y recursos, y viven en la miseria porque hay un pueblo corrompido, del que salen sus autoridades corrompidas, anulando esas riquezas y aumentando la pobreza, y fortaleciendo a los poderes perversos.
No hay trabajo individual que pueda competir con los poderes perversos cuando son acompañados por el pueblo corrupto y deshonesto.
El círculo vicioso de autoridad corrupta de un pueblo corrupto, es la espiral de la muerte de cualquier pueblo, aunque sea mucha la riqueza natural.
El trabajo corrupto y el trabajador corrupto generan y dan lo que tienen.
El empresario corrupto genera y da lo que es y tiene.
El trabajador corrupto corrompe su trabajo y el de sus compañeros, hace daño a la empresa y debe ser castigado como lo debe ser el deshonesto empresario.
Solo conozco un medio de quitar la corrupción: la honesta participación social como valor y creencia, y ser parte del honor de la comunidad mediante  esa honesta participación.
El trabajador dignifica o condena su trabajo de acuerdo a su honestidad, sinceridad y lealtad.
“¡El trabajo es un derecho y una obligación dependiendo de los valores que se tengan y de los que tenga la empresa!”
El trabajo es una necesidad y un derecho de todos, que lo tiene que solucionar una sociedad honesta, participativa y leal.
“¡Sin honestidad, lealtad y amor no hay posibilidad de vivir humanamente, tener trabajo digno y ser feliz en libertad!”
El trabajo es una necesidad existencial, con una remuneración justa que permita vivir dignamente al trabajador, y que sea capaz de crearle riqueza a él mismo y a la empresa. Si todo se hace honestamente esta riqueza debe ser por igual.
“¡El trabajo es una necesidad a cuya solución tiene que cooperar la sociedad!”
El trabajo dignifica, es el medio para ganar el sustento, y es un derecho inalienable al que tiene que cooperar la sociedad.

“¡El trabajo digno es una necesidad personal y social!” Quien no coopere es un enemigo social.

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