Sócrates, Platón y más cosas

Por Antonio Domínguez
APROXIMACIONES A LOS QUE SIRVIERON A SU VEZ A LOS DE LA IDEA DE DIOS. 

ANÍMESE CON EL TOCHO HOMBRE VERÁ QUE NO TIENE DESPERDICIO.

Claro está que nos referimos a filósofos en alquiler; que usaron los poderes religiosos para tal y cual, o sea, lo que sería el afiance “filosófico” de todo lo sin explicación humana posible. Ello fue por judías, por lentejas por dinero, o cualquier tipo de prebenda, eso, está claro.
A fuer de aclarar a muy posibles ilustrados digo que, no se habla aquí de filosofía ni tan siquiera de escuelas o corrientes filosóficas; se dice algo muy poquísimamente de sus postulados. Se dice tan solo de filósofos y sus costumbres, a los que afrontamos opinando políticamente de ellos; alejados nos de la ciencia para la que no estamos preparados universalmente, pero sí desde lecturas y sin pretender logros y sin ansias de relumbre en este caso, las que me reservo para los demás casos. Aclaración esta, sea hecha para los censores, que, sin encomendarse a nadie dicen: “Antonio no estás facultado o preparado para entrar en el lodazal -que incluso para nosotros- es la filosofía”. Sin alcanzar ¡ellos! lo que de jeroglífico representa en esencia hablar de filosofía; ya que no ventilo la cientificidad; solo al alcance del teórico –de lo que ni se dan cuenta-, que no deja pasar a nadie que no sea  reconocido a dedicación completa.
Voy a ver si no se me va “el amasijo” desviado del sibilino Sócrates y el astuto  Platón; importándome de lleno les dé. Sócrates y Platón no son una misma cosa, obviamente. El primero es una marioneta o pelele de que se vale el segundo. Aquí no estoy de acuerdo con la simbiosis atribuida a estos dos elementos. Aquí lo que ha habido es una apropiación indebida por parte del segundo, que era un ventajista, por lo que puso en boca de Sócrates lo más polémico, y ahí te quedas pudriendo la tierra.


Sócrates dijo que el sol era una piedra y que la luna era tierra, de esto fue acusado y también de que había cambiado los Dioses antiguos por otros nuevos, que en mi opinión eran ningunos.

El pobre Sócrates fue el animal donde el insecto Platón depositó su larva, claro que de no ser así, su nombre no hubiese sido conocido. Después de todo, no sé qué habría preferido este hombre tan conocido para algunos y tan desconocido para mí. En los múltiples cabos sueltos que dejó Platón, cuando redactó el testamento apologético de Sócrates, poniendo en boca del para mí aconfesional, aquella piedad y aquél arrebato de amor casi divino por la justicia, de ser como lo cuenta, no se compadecería con el hombre que almorzaba y cenaba sólo axiomas. Esto y lo demás, lo digo siempre suponiendo porque hoy en nuestro tiempo a este hombre no se le conoce prácticamente de nada. Bueno, sí, de lo que le imputó Platón.
  
Sócrates fue vilmente utilizado, y lo demuestra principalmente la carta que escribió Platón a los amigos y parientes de Critón; además de los escritos que tenían muy poco que ver, donde el estilo y el contenido hediondo de tufo teológico, es exactamente el mismo que cuando se refería al para mí, irredento Sócrates.

No hace falta ir a la universidad para darse cuenta  que las miserias de Platón son las mentiras de Sócrates y viceversa. Se da a entender a las claras que Sócrates era un hombre adinerado, cuando se dice que su hijo mayor administraba sus bienes; pero ni se dice nada de su cuantía, ni de su naturaleza, ni del compromiso económico con su familia, ni del estado de su relación con la misma.

Ecce Homo, esa figura que se nos vende manteniendo una esquina de un mercado durante el día y durmiendo, supuestamente, a lo mejor, en un tonel, como lo hiciera Diógenes; como usted comprenderá, le dan a uno ganas de refutar todo este disloque, pero, por premura, voy a decir solamente: primera mentira.

Es más adecuado atribuir a Sócrates grandísima sabiduría natural, que no filosófica, en tanto que él desarrollaba ésta, a base de preguntas y respuestas. Técnica muy buena, sólo para lo que sirve, pero nada para resolver grandes dudas, ni tan si quiera, para el postulado. Esto es imposible. Aquí empezamos a notar ya la segunda mentira.

La sabiduría natural, tiene solamente algo que ver con la erudición. No tiene nada que ver con la ciencia y sólo cuando es mucha,  tiene una pizca que ver con la filosofía pero, sólo cuando es mucha. Si bien cualquier mentecato puede tomar la filosofía al asalto, tratando de colar sus suposiciones, hay que estarse callado mientras no haga daño, o sea, mientras no toque para nada la metafísica deísta: -rameril, mesalínica y buscona cortesana-, si no se la toca, se debe aceptar, aunque no se comparta porque es su forma de ver la vida: su “filosofía”. Sin embargo, esto no se puede hacer nunca con la ciencia, porque ésta se basa en datos objetivos, en axiomas que el que los conoce los conoce y el que no, se fastidia.

No cabe duda  que Sócrates sabía (no faltaría más), que hay tres clases de saber. A saber: 1) el en sí no Kantiano, esto no tiene nada que ver con el malamañado noúmeno. Refiérase éste en sí, al saber natural. Luego, está el 2) por qué y por último 3) el para qué. Naturaleza, ciencia y esencia...metafísica en algunos casos pero nunca más allá de la física. Dudo mucho, por consiguiente, que Sócrates dijera en el juicio que estaba él designado por Apolo, como el más sabio de los hombres y que tenía una divinidad particular que le protegía. ¡Anda que si no la llega a tener!.

Esas palabras puestas en boca de Sócrates por el descarado Platón, son un anoréxico favor de mezquino discípulo, a la figura del que decía era su maestro. Yo lo dudo, con todo, esas palabras son un crimen de alta traición que cometió Platón, con el  para mí, no  pío hombre Por todo ello: tercera mentira.

¿Usted, respetado lector, se pasa a creer que en una democracia recién instaurada, que efectivamente amnistió todos los delitos políticos,  y de mano abierta a perdonar casi cualquier delito, pueda condenar a un hombre por decir que el sol era una gran piedra y la luna tierra?. Esto no puede ser. Esto no se puede creer.

Hemos de tener en cuenta las palabras de Schopenhauer: “Lo que había de moral en la religión de los griegos, reducíase a bien poca cosa, limitándose poco más o menos todo ello al respeto del juramento. No había allí ni moral ni dogma oficiales”. Voy a estar de acuerdo con Arturo y pongo en pelete así la cuarta mentira.

  No negaré nunca la gracia de estilo, la sutileza intelectual y el valor literario que caracteriza la obra de Platón. Esto es indiscutible, pero,  no tiene significado ni patente de honradez y veracidad. 

Sócrates, según Platón, no puso nada de su parte por salvar la vida,   ¿por qué estaba animado por la creencia tan supersticiosa como la de sus acusadores, además de los quinientos ciudadanos que le juzgaron, de que nada malo podía ocurrirle a un hombre justo y honrado como él?.

Siglos después, no faltaron los panegiristas de turno que vieron en Sócrates al mártir precristiano, muerto en aras de la verdad y en el cumplimiento de una misión que le había sido encomendada por Dios, ofreciendo así una imagen de singulares coincidencias con la condena y muerte de Jesús.

Hay tongas de libros que mantienen esto  y no es de extrañar porque en la  más teologal que filosófica obra de Platón, hay un montón de ideas de las que se sirven los evangelios. Ejemplo: dice Platón, refiriéndose a la justicia tan sobada por él con las manos juntas y greca mirada hacia las alturas: “Nadie que reciba un mal puede caer en la injusticia de devolver o vengarse con otro mal.” Jesucristo dijo: “si alguien te abofetea bríndale la otra mejilla.” Y hay tantas coincidencias en tantas páginas de Platón, que cuando uno le lee parece estar leyendo la biblia.

Es la prueba irrefutable de que el monástico Platón haya disfrutado de los plácemes de la Iglesia; que ha  quitado y puesto reyes y metido gato por liebre, vendiendo bien a sus benefactores; con  más finura que los publicistas de la tele con sus pipas de girasol, inductores de la muchachada a poner perdidos  todas las calles y cines de la moderna Europa.

Este comentario, por ser más largo y haberme costado más trabajo, se merece por fastidion, el título que dice: quinta mentira.
¿Qué pecados cometió Sócrates?, ¿por qué un pueblo entero lo condenó?, ¿por qué no se defendió?, ¿vio un aliciente en la muerte que no le ofrecía la vida?, ¿maquilló Platón con mentira la magnitud de presuntos horrendos crímenes?, ¿estaban unidos Platón y Sócrates por una amistad muy a la griega, o era ascética o eremítica?, ¿por qué escribió Platón tan tardíamente el testamento?, ¿por qué anduvo huido de Atenas en los últimos tiempos de Sócrates, en sus tres viajes a Sicilia como preceptor de Dionisio, Dioni para los amigos, donde estuvo a punto de perder la vida una partida de veces?.

Luego, ¿qué haría que tuvo que salir de Sicilia escoltado por una escuadra naval griega?. Bastante más tarde fue a Egipto. Esa historia la omito porque no la conozco bien y no me gustan las imprecisiones. Me imagino más de lo mismo. La verdad de este individuo jamás se sabrá. Los que pudieron dar luz a estas grandes tinieblas les echaron un metro de tierra encima hace más de veinte siglos. 

A estas preguntas no podemos exigir respuestas fidedignas, hay las que hay, y no me parece mal que alguien diga lo que le parece con respeto. Al ser prácticamente inescrutable, dependiendo qué biografía a analizar; a veces es más interesante lo que dice el estudioso que lo que dice el catedrático. Ya sabemos cómo es la historia, que debemos tender inteligentemente a creerla mentirosa; por lo  mismo esperaré a cuando vaya yo allá, al Hades a hacer una visita en un viaje turístico que tengo planeado. Allí hablaré con las dos partes, con Sócrates y sus contemporáneos atenienses y estoy seguro conoceré la verdad.

Cualquier tontería bien presentada, limpia, perfumada, bien explicada y envuelta en atractivo papel de regalo, con lazos decorativos además, puede convertirse perfectamente en el caso de los gérmenes patógenos.  Al principio no pasa nada, pero de 20 bacterias se pasa a 40-80-160-320 y en lo que el diablo se estrega un ojo, son a millones, este ejemplo vale para casi todo, filosofía barata, fútbol, religión, etcétera. Tomando el símil de la enfermedad, empiezan los primeros síntomas, que se palian con una aspirina, engañando estos hasta a los  médicos, pero cuando terminan por invadir todo el cuerpo social ya es demasiado tarde, y esto aunque no lo parezca, tiene que ver con lo que estamos tratando.

Los poderes se pertrechan (siempre lo han hecho) de plumas de alquiler para llegar de puntillas a cualquier necesidad económica del hombre (las demás no le interesan), que aturdido y atontado por la plumífera descarga, conformada por la transpiración egoísta muy humana, o lo que es  lo mismo, megalómana y diabólica.  Exagero tanto como puedo en este punto para conseguir tanta miserabilidad como sea posible, para repartirla entre los poderes y sus lacayos, buscando cuidadosamente queden bien servidos, pero  ¡claro!, esta chusma ni se inmuta, porque como ha sido así desde los primeros pasos en la tierra, su disimulo camaleónico ha creado ya unas fuertes defensas con cuantos anticuerpos existen. Por seguir con el paralelismo médico-farmacéutico, digo que los poderes para sodomizar mejor a las pobres personas que tienen bajo la pata, actúan como un potente antiinflamatorio esteroideo que afloja y abre los tejidos, para que se meta hasta el fondo, a placer, el venenoso antibiótico que al fin y al cabo es un destrozador de vida.

Dejo en el borrador muchas divagaciones porque considero que aún siendo a mí entender  deseables, se alejan del asunto Sócrates en su trabazón con Platón y, también por respeto a su tiempo. Me habría gustado hablar del Platón en sí, expresa y extensamente. Me parece interesante porque significaría estudiar las artimañas o si se quiere, las mañas muy artísticas de las que se puede extraer con un poco de garbo cierta fenomenología  tirando de él fuertemente hacia el terreno de la praxis. Esto daría para un libro, pero lo que yo nunca haría, respeta lector, sería condenarle a usted a soportar una Vargas llosada mía.
Perdone que tenga la frescura de decirle (reconocerle) que ya iba por ese camino. Mis más entrañables y cariñosas disculpas. 

Comentarios

Entradas populares