Cuarenta años sin Guedes

Acaso el mejor jugador que ha tenido la UD en toda su historia. Juan Guedes (1942-1971) fue un futbolista irrepetible, «de los que ya no se ven ahora», como matiza Germán Dévora. De fachada impecable y zurda prodigiosa, Guedes se adelantó a los tiempos y creó escuela con su juego armonioso, en el que la toma de decisiones nunca era equivocada. Cuando convenía templar, ponía la pausa. Y si demarraban Germán o Mamé, parábolas de treinta metros al pie que le ganaron ovaciones en templos como San Mamés. Con el seis a la espalda, ejerció de mediocentro revolucionario.
Marcó frontera en la UD. Hubo un antes y un después de Guedes. En la izquierda un látigo, en el pecho un corazón inmenso, que le hizo ganarse el cariño de la hinchada, que lloró con un dolor nunca igualado su repentino fallecimiento. Nada fue igual hasta su irrupción, de la mano del técnico Casimiro Benavente en la temporada 1960-61. Y ya nada fue igual cuando hace cuatro décadas dejó un hueco irremplazable. Este miércoles se cumplen cuarenta años de su dramática desaparición y CANARIAS7 ha preparado un suplemento especial de colección.
Desde sus inicios en el Juventud de Tamareceite hasta su consagración en Primera. Sus goles en el Porteño y también obras maestras ante porteros de la talla de Iríbar. Hablarán amigos, compañeros, rivales y familiares, completando una panorámica privilegiada del personaje. Y la semblanza cronológica de su vida tendrá la firma del mejor autor posible: Antonio de Armas, consejero e historiador del club, por cuya genteliza se ha dispuesto, también, de fotografías y documentos inéditos que ven ahora la luz.
Al igual que otros mitos como Antonio Vieira (1924-1951) o, posteriormente, Tonono (1943-1975), Guedes murió en el apogeo de su carrera teniendo ficha con el primer equipo. Joven, con mil proyectos por cumplir y una familia recién establecida (dejó viuda y dos hijos de corta edad), causó auténtica conmoción deportiva y social la manera en la que dejó de existir. Aún así, el recuerdo de El Mariscal permanece fresco y sigue constituyendo, pese al tiempo, un motivo de orgullo para todos los que disfrutaron de sus evoluciones en el Insular. Fueron diez temporadas de excelso servicio al escudo, con dos convocatorias internacionales en su haber y el respeto unánime del universo futbolístico.

Fuente: Canarias 7

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