¿En qué hemos cambiado? y ¿por qué?

Por: Luis C. García Correa y Gómez
En mi niñez y juventud no había denuncias de hijos a padres ni a profesores.
Me educaron con normas muy rígidas, y no sólo no me han causado traumas sino que les estoy eternamente agradecido. Nos educaron en valores éticos, en mi caso religiosos, que han sido fundamento para desarrollar sobre ellos mi personalidad y así poderme desenvolver en mi vida.
La autoridad de los padres y de los profesores era indiscutible, y lo era porque ellos habían puesto la primordial finalidad de su vida en educar en valores morales o religiosos y culturales.
Por supuesto que había excepciones, como todo y en todos los tiempos. También había adolescentes indisciplinados, rebeldes, poco dispuestos a dejarse ayudar en los aspectos de la obediencia, el orden... la solidaridad.
Pero lo habitual era el respeto a la norma, y el acatamiento a la autoridad.
Recuerdo que cuando nos penaban en el colegio había que hacer lo posible porque no se enterasen en casa, ya que entonces nos podían decir: ¡penados en el colegio; pues, además, penado aquí también, en casa!
La autoridad del profesor estaba avalada por la del padre.
Los profesores eran dignos del mayor elogio y alabanza.
Jamás se me pasó por la mente denunciar a mis padres por mal trato. Tampoco conocí a quien lo hubiera hecho.
Siempre digo y repito que “tiempos pasados no fueron mejores”. También digo que “de la misma manera que los humanos nos enfermamos, también la sociedad se enferma”.
¿Tenemos actualmente alguna enfermedad?
¿Podría considerarse que no ser capaz de aceptar una reprimenda de los padres y la soberbia, puede llevarnos y alterarnos tanto por dentro que nos puede llevar a denunciar a los padres; en vez de reconocer nuestra falta y pedir perdón? Es lo que quisiera saber:
¿Cuáles son las circunstancias, sus causas y sus efectos, que han originado estas denuncias de hijos a padres, y de alumnos y padres a profesores?
No entro en si esas denuncias fueron correctas o no, sólo por el hecho de no conocerlas debidamente, es razón más que suficiente para no opinar.
Quisiera saber ¿qué causas y qué razones han hecho que se hayan aprobado esas leyes y si hay muchas denuncias?
Sería bueno que todo aquella o aquel que lo sepa nos lo diga. Mi correo electrónico: lugarcorrea@yahoo.es. Y mi blog lugarcorrea.blogspot.com.es.
Necesitamos saber las causas para corregir los posibles efectos.
Y ¿por qué les pido que nos informen?
Porque todo lo que pueda afectar negativamente a los humanos nos preocupa, me preocupa, como supongo le debe preocupar a todo ciudadano, y más si son padres.
Y ¿por qué nos debe preocupar?
Por algo tan sencillo como: “lo que hacemos es lo que harán nuestros hijos, y lo que hagan nuestros hijos será lo que harán nuestros nietos”.
Si maltrato a mis hijos o los maleduco, lo normal es que ellos maltraten a los suyos y los maleduquen.
En espera de personas sensatas nos informen de las razones y sus causas que han hecho necesario la aplicación de esas leyes que permiten que los hijos denuncien a sus padres, y también que padres e hijos puedan denunciar a los profesores.
En espera de ello, reciban nuestro agradecimiento y les deseamos lo mejor de este mundo: la plena felicidad.
¿En qué hemos cambiado, para que ocurra lo que hemos narrado?

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