La Mayordomía enterrada bajo los escombros
Fotografías: Armando Hernández |
El conjunto histórico de La Mayordomía, declarado Patrimonio Histórico de Gran Canaria, se encuentra en un estado lamentable en sus alrededores. Montañas de escombros "ahogan" una de nuestras joyas más preciadas, dejando un paisaje que da verdadera pena.
La parroquia de Tamaraceite, propietaria de las instalaciones, con la colaboración de algunos vecinos del pueblo de Tamaraceite, realizó meses atrás obras de adecentamiento en lo referente a la estructura y cubierta de la ermita y los alrededores.
En dicho lugar se celebra una eucaristía mensual y la gente no tiene ni donde aparcar porque los escombros ocupan cada vez un espacio mayor y los desalmados haciendo de las suyas, dejando cada vez más y más basura.
Los primeros datos de este edificio los tenemos en el S. XVII, aunque la ermita actual es del siglo XVIII. En ese siglo estaba bajo la advocación de San Buenaventura y San Sebastián y se le puso este nombre por devoción del coronel de los Reales Ejércitos Don Jacinto Falcón. Fue construida sobre las ruinas de la anterior que quedó arrasada por un incendio en una tormenta de verano. Algunas de las imágenes fueron salvadas del incendio y llevadas a otras parroquias. Según el historiador Sebastián Jiménez Sánchez, la imagen de San Sebastián que actualmente está en la iglesia de San Lorenzo perteneció a la ermita de la Mayordomía.
A finales del siglo XIX, una de las últimas familias dueñas de la finca, Doña Úrsula Quintana, introdujo las fiestas de San Antonio Abad y la Virgen de los Dolores. En el año 1919, la mayordomía fue adquirida por el maestro de escuela D. José Rivero Viera, que reformó el frontis, añadiéndole la espadaña y las bolas que rematan las esquinas. La familia de Doña Clara Sintes y Matías Vega Guerra fueron los últimos dueños de la finca de la mayordomía y la ermita hasta que la cedieron a la parroquia de Tamaraceite.
La ermita está formada en su interior por un salón principal grande y otra pequeña dependencia que es la sacristía. Su techo es de gran altura donde las ventanas, no muy grandes, sólo dejan entrar algo de luz. La decoración es algo rudimentaria. También fue cementerio de niños. Todo el pavimento está preparado para enterramientos tanto de personas mayores como de niños. En la sacristía y el presbiterio hay sepulturas destinadas a niños.
Esperemos que esta joya nuestra no la terminen de enterrar y con ella se pierda uno de los pocos iconos de pueblo que tiene el Valle de Tamaraceite.
Comentarios
JB