Al hilo de una sabia opinión...
Por: Antonio Domínguez |
El artículo, escrito, ¡QUE LINDO
ERA MI VALLE DE TAMARACEITE! Tiene el
enorme mérito de un bello poema en prosa. Lo leí el viernes y le concedí toda
la importancia que tiene, pero no procedí. Hoy dándole vueltas en esta tediosa
tarde de domingo se me ocurre participar un comentario.
¡Hay que ver! Como logra el
autor, en concisión y sencillez; mas que fotografiar, radiografiar el paraíso
(paisajístico; el que no le vio ni se lo cree) vergel que fue Tamaraceite
Da a entender o inspira el
finísimo artículo (queriendo o no), el estruendo de los aguaceros, contra los
absolutos platanerales. Por lo que recuerdo empezaba a oírse el golpetazo del
agua allá abajo por las majadillas; ya avisados, mirábamos y la veíamos
venírsenos encima “hecha humo”. Cuando llegaba, y ya precipitada sobre todo el
platanar circundante ¡¡Hay mi madre!! La estruendosidad, la alta definición y
calidad de sonido, no la logrará jamás el film más vanguardista.
Esteban, como el tema es mucho
para un comentario, sigo camino para el artículo; que haciéndose también chico,
cabe algo más.
Entonces, hablábamos del
estampido y del tronido de la lluvia, al menor chubasco. Hoy en este secarral
sahariano diluvia y no se oye. Se sabe cuando despierta el músculo y ve los barrancos
de lado a lado. Eso en cuanto al invierno, del verano nada que decir porque
Tamaraceite (San Lorenzo) tiene el mejor aire del mundo; ya descrito en
anterior artículo mío; ese sí que nadie nos le podrá mangar.
Falta desmadejar lo de los días
de calima y es increíble “la cara de
horror que ponía la calima cuando se encontraba mano a mano con un municipio húmedo”;
se ha de recordar que el plátano se regaba cada dieciocho días y estaba en todo
Tenoya, en Tamaraceite hasta el puerto, en San Lorenzo por todos sus barrancos
y camino viejo hasta Tamaraceite. Por eso, por el frescor del platanar con su
tierra continuamente húmeda y su evaporación y condensación en el aire, la
calima venida de África “se echaba a llorar amasada con el rocío en las hojas y
dueño del ambiente. En cuatro patadas caía al suelo derrotada durante nuestra
fría noche”. La calima que aquí no tuvo nada que hacer, hoy nos asfixia; se
hace pertinaz en un montón de días, en este horno caliente, en esta tierra seca
e inhóspita.
Pájaros no hay porque no se
planta ni un metro de avena. ¡Vaya a convencerse al árbol eucalipto que está
frente a María Asunción. Me acuerdo de ese eucalipto cuando no pudieron los
pájaros encontrar un gajo en que les cupiere un nido más; movía el aire las ramas y ponía perdida la carretera de
tanto pajillo y nido desandado, que el mínimo aire sacudía.
A ciencia cierta, nos han dejado
los cuatro lagartos porque no valen dinero. Seguramente vivirán del aire, porque
comida, por comer, no se le conoce. Está todo yermo y, ¡de todo sea por Dios!.
¡Muchachos! Las cosas no crecen
como la hierba; han de hacerse y no vienen solas. A nosotros, ciudadanos del
municipio de San Lorenzo de Tamaraceite llevan setenta y pico años haciéndonos
las perrerías que les da la gana. Con el robo de la institución se llevaron
nuestros valles. Lo que fuera nuestra pertenencia histórica terminó siendo el
dorado de los de abajo (que los tenemos encima haciéndonos malcriaduras);
aunque reales las atrocidades en otro tiempo, simbólicas han pasado a ser ahora
para los pobres diablos que gobiernan con el único delito de no querer devolver
a dueños únicos. Ahora las más grandes y sanguinarias tropelías… a trotadores y
trotados han quedado circunscritas y ya a todos les cubre la tierra… y no sé
como llamar al robo y los asesinatos de ese treinta y nueve maldito; por
aquellos monstruos en cuestión, porque decirles solo saqueadores no es nada a
ese respecto.
Volviendo al artículo es verdad
que no hay que irse muy atrás para lo que se persigue. Destaca la bondad del
suelo y el nivel de precipitaciones; destaca también que en el ganado y la
labranza había trabajo para todos.
Ahora voy a repartir unos palos y
quiero decir muy alto y dejar muy claro que Doña Carmen Guerra queda totalmente
al margen de mis tollinas 1) en lo institucional no tiene culpa ninguna de que
se le hayan dado tres perras y media para las necesidades del ayuntamiento de San
Lorenzo, casi al completo 2) no se puede pretender tenerla, domingos y todo, en
reuniones para exprimirla a reventar de lo que le es imposible dar, por lo que
no puede arreglar ni Dios 3) ella es absolutamente nadie para devolvernos
nuestro ayuntamiento; por lo que está exenta de culpa en ese aspecto 4) ella no
tiene ascendiente ninguno que participara en la barbarie en nuestro municipio;
por lo que no tiene ninguna horrible deuda de familia con nosotros 5) en lo
personal hay pacotilla de intelectuales que ni se enteran de que el país cayó.
Está ya en lo más profundo, sin que pueda caer más abajo. ¿No comprenden que no
se puede hacer absolutamente nada cuando ya no quedan tripas para hacer
corazón? 6) esto es de interés solo para mí, pero ya que estoy lo digo. Nunca
he tenido una conversación con Doña Carmen, pero a los eventos culturales que
he asistido estando ella; del saludo que he sido objeto por su parte, es de los
más sinceros, atentos y humanos que yo haya recibido nunca. Me queda decir, de
este asunto, que las cacerías, ni de palomas son buenas, porque siempre muere
la vida. Cerremos por tanto y vayamos a punto y aparte.
¿Que es lo que entienden los tecnócratas, sin brillo ninguno, por
ecologismo y protección del medio? ¿Todas
las acequias rotas y las tuberías reventadas y los suelos de labor duros y
calcinados con además los aceites de las máquinas y coches vertidos allí mismo?
¡Cómo mienten!, permitiéndose el
lujo de tener delincuencia – que no son todos pero no son pocos- suelta sin
trabajar (con todo el pasto en la cumbre sin segar y toda la isla criando
cardones, aulagas, tabaibas, zarzas… eso sí, en el cabildo se sigue hablando de
agricultura y el otro día estuvo Paulino degustando productos del campo ¡¡¡en
Fuerteventura!!!) y se le firman vales a pedir de boca, para que los presenten
en el banco de alimentos. Ahora digo presuntamente, pero cuando llegue el desmadre en colas hasta
el túnel de Jinámar; cuando más de dos tercios de los alimentos sean por
caridad; una caridad que habrá de ser resarcida en euros a su debido tiempo.
Cuando las clases que fueron medias, hayan de ponerse en fila para recibir sus
treinta kilos de comida quincenal… esperemos al tiempo a ver quien es el loco y
quien el iluso. Metámonos el señalador dedo en el cuerpo. Ya sabemos que los
males son generales en todo el país, pero muy aumentados en nuestro territorio;
filón a explotar en extrañas manos ¡antidemocráticas!; porque nadie es quien
para gobernar en casa de otro y menos mintiendo con el adorno de “las bellas”
mentirosísimas palabras: “San Lorenzo fue muy generoso concediéndole su
soberanía a Las Palmas”. ¡Váyanse… a la historia!
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