Libros
Por: Pedro Domínguez Herrera |
Hasta hace bien poco tenía un gran concepto de los libros y sufría cuando los veía apilados en los contenedores de basura. Hace unos días empecé a remover los que tengo en la habitación de la azotea y empecé a ojearlos y a poner en cajas para deshacerme de los que no me gustaban. Me di perfecta cuenta de cuanto libro malo me habían colado, los regalos de los que por no tirarlos, me los daban con la frasecita: -¡Como a ti te gusta leer!. La verdad que he leído pocos libros, pero algunos varias veces. Leer con el deseo de acabarlo, es como alimentarse a la fuerza y eso no presta al entendimiento; es más me atrevo a decir que mejor no leer que leer los librejos que abundan, como los mas vendidos, que se acercan a las mil páginas, que se podrían resumir en cincuenta y que hacen pasar al lector por el calvario de tener que leerlos, para cuando en tertulias con sus amistades, poder hablar de estos esperpentos literarios que están de moda.
Se imaginan un prospecto de medicina escrito por estos literatos de las mil paginas, la enfermedad haría estragos en el paciente antes de enterarse de que va la cosa.
Cualquier popular presentador, futbolista, cantante, alpinista… escribe su libro para sus adeptos. Hay libros de masajistas, de medicina natural, de cocina, para auto estima… todos son lo mismo, se copian unos de otros para no decir nada o muy poco. Todo libro sin proponérselo, con su titulo da a conocer la calidad de su contenido, esos bellos títulos de los libros de poemas, novelas tituladas con mensajes o frases surrealistas o libros técnicos con indicativos que son lo máximo en la materia. Teniendo en cuenta estos detalles, salvo raras equivocaciones, se puede saber la calidad de un libro sin tener que leerlo. Me decía José Bolaños, mi maestro, que lo primero que había que leer de un libro era su índice. En los literarios si sus reclamos exteriores y después de leer unas diez o quince paginas, si no me gustan, los desecho.
Hay una frase que dice, que de todo libro siempre se aprende algo y creo que no es cierta, con ciertos libros se pierde algo, el tiempo que empleamos en aprender. Si el libro es malo se deja de leer uno bueno y hace que se pierda el gusto por la lectura.
Hay quienes creen, que con leer dos libros a la semana pueden llegar a ser entendidos en literatura y cultos. Las novelas malas son como las del “oeste” cuando lees una ya las has leído todas.
No se si por casualidad, de todos los libros que aparté, de los que ya tenia por buenos o muy buenos solo escaparon unos cuantos pequeños. El libro grande es malo, salvo raras excepciones.
Donde más se nota la ingenuidad de los autores es en los libros de poesía, la inmensa mayoría de ellos son tan malos, que ofenden y hastían al entendimiento…
Comentarios
Antonio Domínguez
Yo, que soy muy leído, nunca me avergüenzo de aquellas novelillas que compraba en el bazar de Sarito, de Marcial Lafuente Estefanía, de Keith Luger y Silver Kane. Llegué a tener más de doscientas. Y comparadas con los tochos que ahora tanto se leen, me siguen pareciendo obras de arte.
Un saludo.