El periodismo para vender genera desigualdad

Por Antonio Domínguez
Los Reyes de la Ley antigua eran Reyes absolutos (como debe ser), y a veces se les decía, que el mejor medio para serlo, consiste en ser amado por los pueblos; esa es una mentira tremenda porque el pueblo no acierta ni a amarse a sí mismo; de lo que se deduce, que, las nuevas monarquías que no tienen horcas, hachas, hogueras, ni las zozobrantes “guaridas” de las mazmorras y salas de tortura, tienen que protegerse con su sello personal y mano puesta en la constitución (es lo menos que puede corresponderle como mandador del Estado).

Este principio es muy hermoso y verdadero bajo ciertos aspectos. Desgraciadamente en Las Cortes “se burlan de Él”: todo aforado ve muy lejos el encausamiento y a veces se atreve a burlarse “hasta de su madre”. El poder que emana del amor del pueblo es indudablemente el mejor, si ese amor se toma como eufemismo de respeto y tolerancia, a la figura reinante; porque casi todos los amores son en precario y condicionales y nunca ni a Reyes ni a nadie le fueron suficientes. “Los mejores Reyes”, cuando tenían taliones, guillotinas y demás ingenios para despachar, les nacía del cuajo proceder ruinmente cuando principalmente “ello les endulzaba y les serenaba” ¡siempre! sin dejar de ser los dueños. Un orador político pudo decir antaño, que, radicando su fuerza en la del pueblo, su mayor interés estaría en que este fuese floreciente, numeroso y feliz, pero sabían perfectamente que esto no era cierto. Su interés personal (el de los antiguos Reyes) reclamó que el pueblo prevaleciese débil y miserable y que no pudiese jamás resistírsele. Reconozco, admitiendo la total sumisión de los súbditos, que el interés del rey consistiese en que el pueblo fuese poderoso, al fin, de que este poder, siendo suyo, le hiciera temible ante los reinos vecinos; pero teniendo este interés un carácter secundario y subordinado, y siendo incompatibles las dos suposiciones, es natural que el gobernante prefiera siempre el principio que le es inmediatamente más útil. Es esto lo que Samuel destacaba intensamente ante los hebreos y lo que Maquiavelo hacía ver con insistencia. Simulando dar lecciones a los Reyes, se las dió excelentes a los pueblos. El príncipe de Maquiavelo, es el libro de los republicanos. Rousseau.



Desde que los reinos no tienen mazmorras de torturas y “pocilgas” en las torres donde se pudrían los reos, han salido, en mucha cantidad, cobardes y cagonas gallinas, de vileza vilipendiosa,  vilipendiada y 

vilipendiadora, o sea, un vilipendio tal cual. Son todo lo dicho esos pingajos, pero, no por ello dejan de estar amoldados a la verdad en todo lo que dicen. Estas velas del carajo siempre mienten por omisión. Se tiran como leones a la carnaza y sólo se ocupan del desamparado cuando se convierte también en carnaza, o sea, cuando va a la huelga de hambre. Si se estuviera muriendo ya, montarían dispositivo para captar los estertores del último aliento para los deleites de Josefitas y reinonas madres del carnaval.



Se discutirá aquí por consiguiente, la cobardía facilitada y refrendada por la libertad de expresión. Hablaba uno hace uso días en determinado pingajo de papel, que, hacienda deberíamos ser todos. Yo digo sabiendo que el dinero que ha venido de Europa equivale al 500 por 100 de nuestro producto interior bruto (ellos dicen que solo asciende al 100 x 100) el cual se ha ido por evapotranspiración y drenaje. Son logros a presentar de ese Amazonas de dinero: carreteras de toda la vida rehabilitadas o adecentadas ahora; otras (pocas) realizadas ahora. También unos cuantos trenes que corren demasiado. Claro que tiene razón quien diga: “decir, hacienda somos todos… solamente expresa un truco publicitario” ¡claro! Que no somos iguales ante la ley. Lo demuestra los cientos de alcahuetes chivatos con licencia universitaria, que vienen del mundo entero a buitrear a La Infanta; mucho menos (casi en la sombra) está el deportista y la otra pareja, que esos sí, los tres, están metidos en el fango hasta más arriba de sus partes. Se trata de dar caza a la gran presa que dé de comer meses; para ellos vegetar inconscientes, mintiendo pagados o callando pagados. Por ejemplo, no nombrando al Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo. Cuando una vez al año se produce la teatralidad de los fuegos de artificio con toda la capa mayor del Ayuntamiento de Las Palmas, se vuelven locas a dos o tres páginas en los tebeos, alabando la pasada, a personas con pies en lo ajeno, tratando calar que lo ajeno es suyo-, por Dios España y su revolución social sindicalista ¡¡¡Dónde coño están los periodistas!!!.



A mí lo que me ofende como español es la caza desalmada y cobarde a que está sometida una persona de la realeza, que se le murieron los ojos de tanto llorar.

Queda claro que “el bosque donde se esconden Los Duques” no es de todos. ¿Qué pretende?, ¿una monarquía a su imagen y semejanza de usted?, ¿no comprende que hace cien años, por la línea más insignificante de su artículo, un Rey, le segaba a usted el pescuezo como a baifo?. Luego, si hoy ser Rey pasó a ser nada, puesto que se le insulta sin peligro de tener que ir a la capilla. Si ser Rey significa pasar fatigas de trabajos día y noche; con la juventud tirada en las calles y en desconciertos musicales; teñida de tinta china; con una deuda derecha a los dos billones; con ONGS a porrillo sin poderse saber nada de sus mataperrearías; de carnavales; carreras de vacas tras la gente, ya en toda España; carreras transgran-leches de hasta 8000 tíos; fútbol a toda hora, mañana, tarde medio día y noche; coloques adecuados a medio día y chispas respetables en tardes noches.



De trabajar nada. ¡¡Que trabajen ellos!!. Yo con el banco de alimentos, dádivas de la parroquia y lo que me da Doña Pino por cuidarle el perro, lo que me sobra, es comida. Este es el país desfondado en que en mala hora aceptó, y por su mal de ella, regir la monarquía. ¿A usted no le da pena de este pobre muchacho, que desde que le hicieron Rey entró en grave palidez crónica de esas que no se quitan en la vida?. Lo único que ha venido a demostrar el caso Nóos es que se puede poner en escena La Casa Real para dañarla; para socavarle los cimientos. Hasta el punto, del cual mas allá, peligren las subvenciones y la publicidad, es decir socaban hasta donde pueden… sí, me refiero a la prensa.



Cristina aún en contra de su opinión, saldrá a la calle con la cabeza muy alta. No es culpa suya sino de su familia y de todas las familias azules europeas, por no haberse procurado constituciones para meter un paquete de “algodón en los gaznates” mil, Peñafielinos. 



Los curas juzgan en sus claustros y la prensa pesebrera necesariamente, especula sin fundamento tres días y se acabó. La iglesia no tiene un gramo más de dignidad que la monarquía; que no puede pasar por los aprietos de dar juego a miserables que viven de las miserias de los otros.



La monarquía no tiene que sentir en el cuello el aliento de la hidra. No tiene porqué contagiarse la sarna en un hediondo banquillo. ¡Ánimo! País educado de orden y respeto no tenemos; puede que con los años lo haya. Ya veremos.



Lo de los españoles y la Ley. Vamos a ver, ¿Cómo es posible que cien mil ciudadanos del Excelentísimo Ayuntamiento de San Lorenzo sean desiguales ante la Ley de Memoria Histórica?; galopados por otros cientos (Las Palmas G. C.) y usted colaborador asiduo de ese tebeo, ni siquiera con sus palabras bíblicas habla de injusticia? . ¡Claro que la justicia no es igual para todos ¡, ¿ahora se entera?, ¿ha necesitado gastar una montaña de años para darse cuenta de esa obviedad?, ¿qué quiere, mandarle la misma cantidad de magma caliente que hay entre los dos Ayuntamientos a esa pobre mujer acechada por el mundo entero?. No me atrevo a llamarle cobarde, pero, sí es usted parte de esa legión de cobardes que no ven delante a una pobre e infeliz mujer madre de hijos pequeños, y son cinco. Es usted cruel, de refinadísima crueldad. Hasta el folletín se estremeció en ese número, de si se corre o no se corre de no placer… de displacer. 



La constitución debe blindar a la monarquía dándole atribuciones, dándole incluso una justicia en palacio y paralela. Por ejemplo: si un macho plebeyo y para más inri, deportista, entra en la Casa Real en pos de una hembra y comete falta o resbala, La Corona devuelve los costes completos del resbalón y con intereses. Luego se le entregará a sus padres el resbalador, y si la esposa del resbalante dice que le ama con locura, se le dejará marchar al pueblo con el que fácil se desliza. A todo esto se amordazará por Ley a los cotillas con licencia. De todas maneras van a decir de mordazas. Es mejor que lo digan con ella puesta, lo que les llevará a la cárcel.



Empieza usted su cruel artículo diciendo “por sus hechos les conoceréis”. Como me temo que usted puede confundir los hechos le diré que simpatizo con La República (republicano de ideal y monárquico de razón –razón de supervivencia desde luego- me desala solo intuir otro vulgar Paco), y porque sé que en el trasiego de Monarquía a República se suben al carro los soldados de máxima graduación (OTRA VEZ) yo no sé usted pero, no lo deseo. Por dejarlo claro, soy ateo gracias a Dios; como decía Buñuel. Quedará claro lo que me interesan a mí iglesias y monarquías. Me interesa solamente salir al paso de la fanfarria chulesca y brabucona, de linchamiento –gracias a que aquí no se da la lapidación- y destroce de una víctima que antes que nada es una esposa cargada de hijos (COBADES).



Desde la transición voto socialdemocracia. Cosa rara pero a pesar de las lindezas anteriores no soy comunista. Muéveme la confraternidad en el sentido de conmiseración –todo en el más acá- porque veo en la Familia Real a seres humanos reales en dificultades y no puedo menos que enfatizar con sensibilidad ante la brutal tempestad, que empuja, no a aliviar al que sufre, sino a martillearle al oído: escoria, fallaste, no hay arreglo etc. a los articulistas: fallaste tú, y para lo que no hay arreglo es para con tu yo: todo ello se lo dice el bumerán a la tempestad.



Desde los hechos tiene usted razón. No desde la confraternización que dirían los curas. Su razón es muy difícil de rebatir, pero yo, desde el halito humanitario le rebatiré si decide polemizar: le aviso que no soy manco. Tómelo como quiera. Dice usted que el duque se ha llevado las alforjas llenas (y es verdad presuntamente) el conde se ha burlado de sus deberes con el fisco ofendiendo colateralmente a todos los españoles. De los españoles, que tire la primera piedra en este aspecto, el que pueda. No hemos habido uno que no le hayamos robado al fisco y hasta a la fisca, según fortuna, cuantía.

En un país de salteadores de caminos, pícaros de toda etiología, hurtadores y ladrones de todo tipo, abanderan melindres porque el duque cogió cien mil euros; pues no ha pasado nada. El arreglo consiste en decirle: mañana vendrán a palacio tu abogado, el juez, el fiscal y la otra parte. Seguramente se te sentenciará a devolver el dinero con intereses; pagaremos y tu nos lo reintegrarás a plazos; si reincidieras veríamos a ver. No trascenderá. No habrá ni un solo chivato, correveidile con la nueva ley actuando; y cuando en aeropuertos o cualquier sitio público, se le ponga la alcachofa a miembro de cualquier Familia Real: gran multa y siempre, siempre, acompañada de pequeño período de cárcel.



En resumen, se tiene que producir una plataforma de todas las casas reales europeas a fuer de meter en todas las constituciones leyes que les garanticen su vida privada. Una vez de acuerdo las monarquías, se elevaran a la correspondiente comisión los puntos que se hacen ya, totalmente imprescindibles. Las bodas reales se cubrirán con un solo chivato autorizado por cada país. Contara exactamente la ceremonia ¡y se acabó lo que se daba! No se podrá decir nada: ejemplo: si un borracho la sacara, lo sabrán los que lo han visto. La demás metralla “informativa” estará en sus casas o tendrá que estar a mas de cinco kilómetros del evento. 



Los nacimientos de os infantes lo mismo. Los hurtos, pequeños robos y todo lo que no sean delitos de sangre y la prensa se atreva, a la cárcel con quien y con sus cómplices. Por crímenes de sangre no puede escapar nadie pero, por delitos comunes y faltas ¿Cómo es que se pueda estar hablando en este hediondo país de meter en la cárcel a alguien tan principal? 



Unión de las monarquías ya en pos de la creación “de anticuerpos”, compromiso de la unión europea ya en pos de la supervivencia de las monarquías; “proyectar por los aires a los miles de “periodistas” que están amontonados encima de la monarquías” ya. (sin hacerles daño; no debe importar que son dañinos ellos). Si no, que cedan las coronas Los Reyes, a los distintos Jaimes Peñafieles (con la nota: ¡¡para que se la meta por donde le quepa!!) que hay en toda Europa “informando”. Dios La Patria y El Rey solo prevalecerán dando jarabe de palo. Dios mandando temporales, la patria criando políticos al por mayor y El Rey, sin el más mínimo temor a La República, meter en la cárcel al primero que en tantito se le pase.




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