¿Dios castiga?

Por Luis C. García Correa
¿Dios castiga? Sí, pero no por odio o rencor, sino por la mala voluntad, actitud y hechos del pecador.Uno se castiga así mismo, por el pecado cometido. Nos cerramos la puerta a los bienes que Dios nos ha preparado. Pasamos de esos bienes y pasamos de Dios.
Castigar con premeditación y alevosía es lo que no hace Padre Dios.
Dios no es: “¡Aquí te acecho, aquí te pillo, aquí te mato!”
Dios no es vengativo. No sería Dios.
Dios es infinitamente santo, bueno y misericordioso.
Uno mismo es el merecedor del castigo.
“¡¡¡Dios es amor!!!”
Los padres castigamos a los hijos como reprensión a su mala obra, y no por ello dejamos de querer y amar a nuestros hijos, y desearles lo mejor. Nadie quiere más a los hijos que los padres.
Educar es enseñar, con hechos y palabras, valores éticos, morales o religiosos. Castigar a los hijos porque me han molestado, eso no es castigar eso es represión.
Los padres castigamos para educar, no para dañar.
Padre Dios no castiga para dañar, sino que respetando nuestra libertad no puede impedir que el efecto del pecado que es el mal aparezca en nuestras vidas. Nos hacemos daño nosotros. Y en la acción de Dios solo podemos ver justicia.
Castigar con saña no es lo que hace Padre Dios. Ni los padres que aman a sus hijos.
El castigo es de acuerdo al pecado cometido.
Padre Dios ¿Cómo va a querer y hacer algo malo por odio, rencor, maldad como castigar sin razón? ¿Cómo Dios puede desear el mal? 
Un juez que pone una peña mayor de la merecida porque le cae mal el reo, es una injusticia. Es un juez injusto. Si los hombres sabemos lo que es justo ¿Cómo lo sabrá Padre Dios?
Un castigo injusto es poner una pena mayor de la merecida.
El castigo es el pago merecido.
Castigar es de justicia, divina y humana.
Pero en la justicia divina hay misericordia en tanto en cuanto la aceptemos y busquemos enmendar y cambiar nuestra vida.

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