¿Dónde están los curas?


Por: Jesús Vega Mesa
Hace unos días, unos jóvenes fanáticos forzaron las puertas del  colegio de las salesianas de Mérida y preguntaron que dónde estaban las curas.  Probablemente no sabían que aquel no era un colegio de curas sino de religiosas dedicadas a  la enseñanza. Ni que las salesianas, siguiendo la huella de San Juan Bosco, tienen una especial preferencia por los más pobres y por eso las encuentra uno en los lugares más recónditos del mundo.

Pero ellos gritaban que dónde están los curas… “porque vamos a quemarlos”. La verdad no sé de qué curas hablaban. Probablemente de esos que salen a veces en las películas o de los que tenían en su imaginación por esas historias o leyendas que muchos cuentan. Como en todos los colectivos, entre los curas los hay buenos, malos, buenísimos y malísimos. Que merezcan ser quemados… ninguno. Tampoco esos chicos, algunos incluso menores de edad,  ni los que les han metido esas ideas en sus cabezas, merecen ser quemados. Si acaso, merecen ser informados.

Por si un día quieren ir a por ellos, les voy a dar los datos.  Yo sé de uno que se llama Isidoro y está por Nicaragua hace más de quince años. Él es de Gran Canaria y marchó sin su familia y sin sus comodidades de aquí. Porque decidió servir a los más pobres y está en ahora mismo en un lugar tan miserable  que ni los mismos nicaragüenses quieren ir allí.  Con él está otro cura que se llama Pablo, nacido en Escaleritas. Es bastante joven y alegre y moderno. Y aquí tiene amigos por todos sitios. Después de unos años en Lanzarote  pensó que valía la pena dedicar sus energías a otros más necesitados. Y está para allá. Y es muy feliz a pesar de las muchísimas incomodidades que está sufriendo.

Manolín es otro cura joven del que estos días recibí una carta con motivo del Domund. Y me explicaba por qué está en Mozambique desde hace cinco años. Dice que sufre por anunciar el Evangelio y, como la lengua local que está aprendiendo no resulta fácil, intenta hacerse entender  con otros lenguajes: sonreir, acariciar, acoger., escuchar, visitar, agradecer, bailar… idiomas que todos entienden. El mismo nos cuenta que quiere denunciar injusticias como el asesinato reciente de ocho jóvenes en el lugar en donde vive.

Dice el misionero Manolín que permanentemente, él y las otras personas con las que trabaja en Mozambique, buscan a los más pobres entre los pobres, que normalmente son “las pobres”. Y por eso tienen un programa de atención a la Mujer y al VIH-SIDA. Porque las mujeres son en África una piel expuesta al sufrimiento continuo y un alma abierta a la vida. Estar entre los pobres, dice, te enseña a compartir lo que tienes, a sentirte administrador, no dueño de los bienes. Te enseña a tener todo lo tuyo al servicio de quien lo necesite, pero sobre todo a saber que tu vida está al servicio de los más desfavorecidos.

Queridos  jóvenes intransigentes de Mérida,  ya tienen ustedes  los nombres de algunos curas, pero puedo darles otros muchos. En Cáritas está Pepe Domínguez que por la edad podía estar retirado en su casa o en su playa de Arinaga pero ha preferido seguir  cada día animando a los voluntarios que atienden los grupos de Cáritas de toda nuestra provincia. Hay otros curas diseminados por pueblos de Extremadura y de Canarias. Los puedes encontrar en la Aldea de San Nicolás animando la fe y la esperanza de la gente. O en Morro Jable Jable o Teguise deseando servir a la comunidad, acertando muchas veces, equivocándose otras, intentando siempre ser buena persona y a veces “quemados” por los problemas y dificultades.

Chicos de Mérida, estoy seguro que ustedes no conocen a estos curas de los que les hablo. Cuando quieran, se los presento. Estoy convencido de  que van a cambiar de opinión. Un abrazo.


 

 

Comentarios

Entradas populares