Carta al Viento: Buenas Noticias

Por: Jesús Vega Mesa

Flora  decidió hace unos días  no ver los telediarios ni comprar más  periódicos. Total, comentaba en el grupo de amigos, no vale la pena pues todas son noticias malas y al final quedas deprimida. ¿Te acuerdas, Flora,  cuando comprabas el periódico cada día y empezabas a leerlo por la última página  para mirar primero las esquelas y después los sucesos?  Y dices que  no te gustan las malas noticias…No sé si sabrás que hace años existía un diario que sólo publicaba buenas noticias. Pero la escasez de lectores obligó a cerrar el periódico. Y es que la mayoría de los lectores, aunque se quejen como tú, prefieren las malas noticias. Las buenas  parece que tienen menos interés.
            Estoy seguro, Flora, de que estarás de acuerdo en que, cada día, se producen en el mundo y en nuestra tierra más acontecimientos positivos que negativos. Pero, si cualquiera de nuestros medios de comunicación se propusiera durante una semana contar únicamente  lo mucho bueno que se hace en nuestros pueblos, en algunos ayuntamientos, en los colegios o en las parroquias, lo siento por esa empresa, pero caería en picado.
De vez en cuando se produce un escándalo en un ayuntamiento o  un obispo hace unas declaraciones desafortunadas y entonces esa noticia se engrandece, se estira y se repite porque buena parte de los consumidores de prensa lo que buscan es el  morbo y eso lo saben mejor que nadie quienes manejan los medios de comunicación.  Pero fíjate, Flora que, casi  siempre, detrás de una noticia mala hay también una buena que pasa desapercibida. Es bueno aprender  a leer entre líneas, a leer lo que no está escrito. Las noticias del  telediario o del periódico pueden tener una doble o una triple lectura. Depende de nosotros mismos. En este tiempo cercano a la Navidad, todos  nos hacemos más sensibles a la situación de pobreza y de violencia que se vive en todo el mundo y eso hace falta contarlo y necesitamos leerlo. Pero al mismo tiempo uno puede descubrir fácilmente, a la sombra de esa misma noticia, la gran cantidad de gestos solidarios que se multiplican precisamente por esos hechos nefastos.  
Aunque uno conozca todo lo negativo de la sociedad, siempre hay un espacio para la esperanza y la alegría. Te lo voy a decir con palabras de tu admirado Mario Benedetti: “Defender la alegría como un principio... defender la alegría como una bandera... defender la alegría como un destino... defender la alegría como una certeza... defender la alegría como un derecho". Leo con frecuencia los blogs de algunos misioneros canarios que andan por Centroamérica o África y cada día te cuentan la dura realidad que allí se vive con palabras que nunca transmiten depresión sino esperanza.  Y hasta  alegría por los pequeños logros conseguidos. El derecho a la alegría.
Y te cuento  un  hecho que viví antes de ayer mismo. Nazaret, una niña de apenas dos meses, falleció el viernes después de  una interminable serie de circunstancias negativas con operaciones en la península, traslados al Materno y la lógica preocupación y dolor   de la familia. Cuando me acerqué a dar el pésame a  los padres,  fueron ellos los que, con enorme fortaleza y fe, dieron vuelta a la noticia: Hemos perdido a nuestra hija, dijeron. Pero nuestra familia y nuestro pueblo tienen ahora un ángel en el cielo. Los padres  de Nazaret supieron “leer” la realidad.
Flora, no existen las noticias malas. Sólo hay noticias. Conocerlas te ayudan a luchar, a reflexionar, a mejorar, a vivir, a denunciar. La única mala noticia sería cerrar los ojos a la realidad. Un poema azteca dice que "No es cierto que vengamos a este mundo a vivir; venimos sólo a soñar." Hasta a los Evangelios que narran no sólo el nacimiento   de Jesús sino su muerte  les llamamos  “Buena Noticia”. Por algo será.

P. D.

¡Qué buena noticia la de los 75 años de la parroquia de Tamaraceite. Setenta y cinco años  y se mantiene joven, dinámica y transmitiendo alegría. De esos setenta y cinco años, catorce me tocó disfrutar en ese pueblo inolvidable. Un abrazo para todos los parroquianos.  Suso.

Comentarios

Sergio Naranjo ha dicho que…
Menos mal que nombras a los aztecas, Suso, que sus vecinos de entonces no andan muy bien considerados últimamente.
Yo también le doy la vuelta a la realidad a diario: Siempre miro al espejo de espaldas. Y quien no quiera reírse, no sabe lo que está perdiendo.
Magnífica carta.
Saludos.

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