Me han llamado iluso

Por: Luis C. García Correa y Gómez
Me han llamado iluso por segunda vez.
¿Qué significa el adjetivo iluso? En primer lugar, dice nuestra Real Academia, engañado, seducido. En segundo lugar, continúa esta docta institución, propenso a ilusionarse, soñador.
Me han concedido este título porque creo que, más pronto o más tarde, se acabará formando una mayoría honesta que, con su comportamiento, anulará el poder económico perverso.
Porque pienso que, algún día, la honestidad será norma de vida, de paz y de libertad, y con ellas alcanzaremos la plena felicidad, a la que todos tenemos derecho, incluso los perversos.
Porque prefiero la solidaridad real y diaria, a la solidaridad circunstancial o "de temporada".
Porque estoy convencido de que la juventud actual es, en su gran mayoría, maravillosa: tiene una gran preparación y no olvida el amor al prójimo (por causas naturales, si se me permite la expresión, "instintivas"; porque se lo han enseñado sus padres; o por la gracia de Padre Dios).
Porque espero que todos los políticos sean honestos y auténticos servidores de la comunidad, sin pedir nada a cambio.
Porque confío en la creatividad, en la honestidad y en la productividad de los empresarios y de los trabajadores.
Porque espero que los bienes y las propiedades comunes -de los Ayuntamientos, de los Cabildos, de los Estados, de la Unión Europea-  estarán, totalmente, al servicio del ciudadano.
Porque afirmo que yo, mis hijos o mis nietos veremos cómo todos los poderes - el político, el judicial, el económico- servirán al hombre, a cada hombre y a cada mujer.
Porque tengo fe en un pueblo honesto, participativo, solidario, educado y libre.
Hay muchas más razones por las que se me puede calificar de “iluso”. Las que he enumerado son más que suficientes.
Acepto, con toda humildad, el título. Me lo han otorgado personas honestas y de buena voluntad. Reconozco tener muchos defectos, aunque lucho por eliminarlos. Ahora bien, ser iluso ¿es un defecto? Sí, en el sentido de engañado o seducido. La propensión a ilusionarse y la capacidad de ilusionar ¿hay que arrancarla de cuajo?
Dentro de un sano realismo, seguiré creyendo y luchando por "mis ilusiones", porque  las considero "mis obligaciones".
Soy un soñador entrado en años que quiere, apasionadamente a sus congéneres, incluso a los perversos.
Pido disculpas si mis ilusiones pueden molestar a alguien. Nunca ha sido mi deseo, todo lo contrario. Deseo que tengamos la plena felicidad por ser libres y ser participativos, haciéndolo por obligación y no por devoción.

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