El Sistema ¿Se descubrirá otro descubrimiento?
El Sistema “ese inmutable agujero
negro”, que nunca será otro ni mejorará. Ese invento del hombre en el mundo;
que está conformado de hombre y de mundo; igualmente de perecedero o no, que el
durísimo mundo, por lo que, solo se acabará con él; si se acabara él. A veces
El Sistema ¿flexiona?. Parece que flexiona; apreciación ficticia, que a su
debido tiempo la va haciendo cada uno de los habitantes del planeta, pero, es
un espejismo. El Sistema, el mundo y el hombre son inamovibles. Repito,
mientras nuestro mundo sea ocupando su lugar.
Quiero dejar claro que no soy
antisistema, porque creo saber que El Sistema será al final de los tiempos
exactamente igual y no quiero entrar en lucha tan desigual, con semejante
coloso, por si acaso me castiguen a pérdida de empleo y sueldo.
El Sistema, esa sola gran ave de rapiña que
empieza a demoler ya en los parvularios, metiendo consignas prácticamente
inamovibles, porque, el que las mueve
enferma. Aún desembarazándose
totalmente de ellas como he hecho yo, ya se vive en sobresalto, porque, dejan
rejos clavados en las entrañas que recubiertos por sin fin de anticuerpos
conforman nódulos que degenerarán, evolucionarán, en terribles enfermedades.
Que no hay un calificativo lo suficientemente despectivo, para llegar al
arriba, al ras mismo de la conciencia, en la verdadera dimensión de la cosa, lo
sé. Para ese supremo acto intelectual de percatarse de lo miserable y
despiadado del sistema falta una palabra, que a esta gran ave no le ha
interesado inventar. Nadie construye arma si sabe que se va a usar contra sí mismo.
No hay armas contra el sistema. El Sistema no es un Dios que castiga a los
malos y premia a los buenos; nos castiga a todos. A los flojillos de
conocimiento les mantiene alegres y soñando, alcanzan los logros que hay que
lograr, siempre desmesurados respecto de lo corto de la vida; se desviven, y en
una palabra, son sacrificados y engullidos. Los que nos damos cuenta de
excelsas argucias y de lo inapelable del asunto, ya vamos con la marcha atrás
metida. Los alegres, los amantes de la vida, en este nuestro primer estadio al
respecto, empiezan diciendo que somos raros, cuando conocemos unas cuantas
argucias más del sistema y las comunicamos, dicen que estamos locos, cuando
conocemos ya muchas argucias, es el espíritu del sistema el que toma de propia
mano y nos enferma a través de esos rejos que antes nombré, y también nos
sacrifica y engulle. Solo que antes.
Antonio
Domínguez Herrera
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