Gofio, esa rara e indefinida esencia.
Por: Antonio Domínguez |
Siguiendo una gruesa paráfrasis
de Becqueriano puntillismo preñada,- por no ser yo capaz de más por mí mismo-,
¿volverá el rubio gofio (de millo indígena) por los canarios vuelto a cultivar,
moler y tostar? ¿Los maizales masivos, cargados de rocío ¡y de piñas! A
nuestros páramos (criando ahora cizaña únicamente) volverán? ¿Volverán los tupidos de piñas, apiñados en
los techos de colgadizos y chamizos, hacia bajo de ellos tirar, por tan
preciada dorada carga en sus apoyos mantener y por ello sustanciar de sostener?
¿Volverá el fragor de “la guanchada” a batirse con hombría volviendo las tapias
del trabajo a escalar? Donde tras de ellas la oveja, la vaca, el millo y la
papa encontrará? Del profundísimo sueño, la merienda de blancos, que es
particular en Canarias ¿despertará? ... El gofio auténtico puso fin a su agonía
con la muerte (del maizal). “¡Dios mío, qué solos se quedan los gofios!”.
Unos para el taxi, otros pal cemento, estos para bares,
aquellos cocineros. De la Canarias únicamente agrícola que siempre fue, todos
se salieron (su fuero abandonaron, por voluntad los menos, los más, “echados”),
sollozando y en silencio. Fue cuando los políticos acostarse a dormir
decidieron, pero antes se pusieron los lujosos carísimos trajes que antaño no
lucir pudieron y degustaron manjares que ni a soñar su paladar, por total
desconocimiento, se atrevieron; fue cuando el gofio meditó un momento, Dios
mío, que solo me quedo en el tiempo. De él (gofio) no quedan ni los pálidos restos,
ni las amarillas encendidas velas que prendía Febo, ni aún hay ya presencia de
los luctuosos paños negros; le desaparecieron por siempre; ¡a la eternidad
mandaron los restos!
¡Sí, maestro! Eso que usted dice no es gofio canario. Los
gofios son oriundos de donde se crían los millos y no de donde se muelen.
¡¡¡Hasta las piñas para el potaje vienen de fuera descamisadas y envueltas en
plástico!!! El que llora sin consuelo el galáctico desastre canario es:
Comentarios