Devolver lo que hemos recibido

Por: Luis C. García Correa
Devolver y compartir lo que hemos recibo, no es sólo una responsabilidad, es una obligación.
Lo que hemos recibido de la sociedad, devolvámoslo.
Hay una enorme cantidad de entes, servicios, y hechos que recibimos por el aporte que hacemos: la seguridad social, la justicia, la sanidad, etc. etc.
Todos sabemos con qué y de qué forma podemos devolver lo recibido. Esto es potestativo de cada persona. Aquí actúa, de pleno derecho, la honestidad y la libertad.
¿Habrá algo más reconfortante y halagüeño que devolver bien por bien?
¿Cómo nos sentimos cuando somos buenos?
El bien engendra al bien. Y el mal lleva al mal.
Si soy jubilado y cobro una pensión. Si soy desempleado y cobro el paro. Todos, los que cobramos, estamos doblemente obligados a devolver lo que recibimos,
NADIE TIENE DERECHO A RECIBIR Y NO DEVOLVER. “ NADIE”.
Preguntémonos: ¿qué estoy haciendo? ¿Y qué puedo hacer con lo que he recibido?
En la contestación sé quién soy. Y lo sabremos los demás.
No hay nada oculto a la verdad y a la libertad.
Creyentes, recemos para que Padre Dios nos ilumine para ver en qué puedo devolver la deuda contraída con mi comunidad.
Y los no creyentes, pregúntense a sí mismos. La honestidad es la gran respondona, no hay quien la acalle.
Seamos lo que somos: seres humanos comunitarios, con alma y responsabilidades. Y de acuerdo a la honesta aceptación de esta realidad, así deberá ser nuestra contestación y nuestra actuación.
Quien no da, no debería recibir, aunque la santidad, la gracia y justicia, Dios la da para ser libremente acogida, recibida, cultivada para que crezca y compartida con la comunidad. Así "devolveremos" cara a los demás y a Padre Dios sus dones y carismas.
Y seamos santos. Para eso hemos nacido. Se sea o no creyente. La santidad es una obligación ineludible e intransferible.
Demos y devolvamos lo que hemos recibido, y la sociedad, como Padre Dios, nos agradecerá y compensará con creces.
Devolvamos lo que hemos recibido.

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