¡La defensa del cuerpo y del alma!

Por Luis C. García Correa
Defender el cuerpo y el alma es un instinto natural.
No atender al instinto de conservación es irracional.
Los instintos y la conciencia nos fueron concedidos como medio de protegernos del mal.
Se vive cuando el cuerpo y el alma están vivos.
Quien no se protege del mal, caerá en el mal.
La defensa del cuerpo y del alma es una necesidad existencial.
“¡Hemos nacido para crecer en valores, vivir de acuerdo con ellos, desarrollarlos y morir según hemos vivido!”
“¡No cuidar y defender el cuerpo y el alma nos arrastra a toda clase de males!”
Los males no surgen por casualidad.
No creo en la casualidad.
La existencia es una lucha constante contra el mal.
El mal nos acecha con constancia e insistencia.
Caer en las redes del mal, si no hay valores morales, éticos o religiosos, es convertirse en un esclavo.
La esclavitud es la sumisión inmisericorde que dura hasta que venzamos a la mal.
Proteger y defender el cuerpo y el alma no es solo una necesidad, es una emergencia existencial.
Quien descuida su cuerpo y su alma vivirá al son del que pueda más.
¿Quién puede más en su vida? ¿Usted domina su vida? ¿Quién domina su vida?
“¡De acuerdo con quien domine su vida le diré como vive!”
No soy un adivino, ni nada por el estilo. Pero puedo garantizarle que si no lucha por la defensa de su cuerpo y de su alma, será un sometido, con toda probabilidad, por el mal.
La vida es un don que se nos ha sido dado para que la usemos con valor, honestidad y amor. Entonces tendrá un gran contenido.
“¡Una vida sin valor ni contenido es arrodillarse ante el mal y convertirse en un esclavo más!”
“¡La esclavitud es un mal de tal calibre y poder, que quien la sufre pierde su vida, su cuerpo y su alma, y será lo que desee el mal!”
No pierda el tiempo en nimiedades ni en cosas de poco o ningún valor. Así vivirá su vida con alegría, con valor, felicidad y amor. Y habrá encontrado el camino que deberá recorrer para llegar a un final feliz.
“¡La defensa del cuerpo y del alma es la razón de su vida!”
Eso sí, sin egoísmos: con humildad, sabiduría, honestidad y amor en cantidad.
Y sabrá lo que es la felicidad y lo que es la libertad.


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