¡Qué tendrá el poder!
Por: Esteban G. Santana Cabrera |
Al hilo de la renuncia de Su Santidad Benedicto XVI, muchas veces me cuestiono qué tendrá el poder que crea tanta dependencia. Y no me refiero solo al poder político que es el más gráfico. En todos los aspectos de nuestra vida nos podemos encontrar con ejemplos claros de ello.
En mi profesión, por ejemplo, a lo largo de los más de veinte años de docencia, he podido encontrar a gente tan aferrada a la "poltrona" que pierden el norte de lo que son y de dónde vienen. Parece que no saben hacer otra cosa que presidir y mandar y no piensan que están ahí para servir a los compañeros, padres y alumnos y no a que le sirvan. Afortunadamente hay otros que no se han subido en ese carro como mi amiga Cris, que es la primera en mojarse cuando tiene que hacerlo y dar la cara por sus compañeros cuando la ocasión así lo requiere.
Gente que se aferra al poder nos lo podemos encontrar en muchos ámbitos de nuestra sociedad, incluso en la Iglesia como institución, en las asociaciones, sindicatos, cuerpos de seguridad, etc, etc, y a buen seguro que podríamos hacer una lista bien grande de curas, médicos, periodistas, políticos, funcionarios, sindicalistas, empleados de cualquier ramo, ...que llevan un montón de años haciendo la misma función y hacen lo que sea para repetir.
El ejemplo de Benedicto XVI ha sido una bofetada para más de uno, aunque si quieren que les diga la verdad, no creo que les sirva para mucho porque el poder debe tener algo que engancha y transforma, que hace sentirnos superiores al resto de los humanos y olvidamos de que somos iguales que esos que, por circunstancias, están bajo su mando en ese momento.
Esperemos que cada día haya más gente que tenga claro que el poder debe ser para servir a los demás y no para servirse de ellos. Si así fuera otro gallo nos cantaría.
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