Carta al Viento: Energías limpias. Renovarse o morir

Por: Jesús Vega Mesa
Fran y Xaquelina, dos jóvenes catequistas que el sábado estuvieron en un encuentro diocesano con el Obispo, están muy concienciados con  el medio ambiente y en concreto con las energías renovables. Defienden con pasión, como muchos vecinos del sureste grancanario, por algo será, la necesidad de utilizar cada vez más la energía limpia del viento o del sol. Algo habrá influido, estoy seguro, la constante lucha de Antonio Morales, alcalde de Agüimes, como también la de los municipios vecinos de Ingenio y Santa Lucía.
Los dos jóvenes universitarios me preguntaron si en la catequesis con niños y jóvenes también no debería  hablarse del tema, ya que el respeto a la Naturaleza y el cuidado de nuestra tierra tienen mucho que ver con el amor y respeto a la persona de lo que nos habla la biblia.
Me gustó su preocupación por indiscriminado del gas o el petróleo y otras energías contaminantes que puedan destruir en un futuro cada vez más cercano la vida del planeta.
Hablamos detenidamente de lo que la voz de la Iglesia a través de los papas ha dicho al respecto. Y recordamos unas palabras de Benedicto XVI: “La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y verdad. Aunque es cierto que, a causa de la crueldad del hombre con el hombre, hay muchas amenazas a la paz y al autentico desarrollo integral humano, no son menos preocupantes los peligros causados por el descuido, e incluso por el abuso que se hace de la tierra y de los bienes naturales que Dios nos ha dado”.
                                                                      
Pero estos jóvenes catequistas  no quisieron desperdiciar la ocasión y propusieron otras “energías renovables”.
-También la Iglesia, dijeron, necesita renovarse. No continuar con energías que “matan” la participación. Tiene que estar más abierta a otras opiniones, a aceptar que la mujer tenga más poder de decisión, que su voz se oiga más. Muchos jóvenes no están en la Iglesia porque no se acepta nuestra forma de pensar y ver las cosas. Se prefiere la inercia de seguir haciendo y diciendo lo de siempre. Pero el “petróleo” de la gente mayor que acude a los templos se acabará. Si no empezamos a renovar, nos pasará como a la población mundial. Las viejas energías, muchas de ellas contaminantes,  acabarán. Utilicemos la fuerza de los jóvenes para llevar, como el viento,  el mensaje limpio de Jesús.
Fran y Xaquelina creen en la renovación de la Iglesia y piensan que el papa Francisco ha traído un aire nuevo. Y hemos encontrado  unas palabras suyas que lo refrendan. Hace unos días el papa solicitaba de los sacerdotes apartarse  de “la aduana pastoral”, consistente en obstaculizar mediante legalismos enfermizos, la entrada de las personas a los servicios eclesiales. Esta humanidad “agobiada y doliente” necesita quien le dé la mano para avanzar con dignidad por los caminos del mundo. Sin llegar a un desorden institucional, debemos facilitarle las cosas a las personas, sobre todo a los pobres que a duras penas subsisten en un mundo diseñado para los poderosos. Ir contracorriente del pensamiento del mundo es aprender a hacer goles en favor de una humanidad que parece caminar derrotada por el desierto despiadado del dinero”.

            Xaquelina y Fran, jóvenes que participaron el sábado en el Encuentro Diocesano de Catequistas, también creen en que el mundo va a mejorar si se sigue luchando, como ya se hace en algunos sectores, por oponerse al uso del petróleo y el gas a favor de otras energías menos contaminantes.
Esa nueva gran turbina que se ha colocado en Arinaga para aprovechar el regalo del viento sin destruir la Naturaleza es un excelente símbolo de lo que queremos para la Tierra y para la Iglesia: Renovarse o morir.



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