Demagogia

Por: Sergio Naranjo
Según definición de la Borbónica Academia de la Lengua, la palabra demagogia contiene dos significados: uno proviene de una práctica instaurada por Aristóteles como manera de los gobernantes para ganarse el favor popular y después regir la sociedad como les diera la gana. La segunda definición viene siendo más actual: “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.”
Faltaría, quizá, consignar un tercer significado completamente contemporáneo: Recurso que expresa cualquiera para expresar su desacuerdo, su actitud dictatorial o su ignorancia, según los casos, aprovechando los medios que Internet pone a su disposición, y empleando la mayor cantidad posible de mala leche, desconsideración y grosería en proporción inversa al respeto, la educación y las más elementales normas de cortesía.
La crisis actual, con sus terribles secuelas; el horror de los suicidios que ha provocado; la pérdida de igualdad social de las gentes en beneficio de unos pocos; el aumento de la importancia de prácticas y creencias medievales; el orden social dictado por una jerarquía religiosa; el aumento del temor a acciones represivas militares; la paranoia de algunos que se creen elegidos por la Historia, aparentan ser motivo suficiente para azuzar los prejuicios básicos, en la certeza de que ante las necesidades primarias siempre hay motivos de razón.
Recientemente hemos visto cómo se aniquila cualquier iniciativa destinada a la diversión; cómo se destroza algo tan recomendable como una tertulia. Nada se puede hacer ya que no sea inmediatamente acribillado bajo las balas del odio, del insulto, del autoritarismo.
Pero, oh sorpresa, quien puede poner algo de tranquilidad en esas mareas no se molesta en demostrar que pertenece a la misma calaña de quien le ataca. Ahí tenemos, por ejemplo, un torneo de esgrima en Tenoya, que todo el mundo sabe que va a congregar una fila de gente para buscar la entrada que llegará desde La Caja a la casa de Chanita. Verdadera necesidad de cultura y farándula para las carencias populares, esto del touché y tente tieso.
Claro que cuando uno lee la noticia de que ese ayuntamiento no dispone ni un céntimo para los comedores de verano de niños sin recursos, y sabe que lo hace por una simple cuestión de intereses contra quien lo ha dispuesto, y luego lee que dispone entre otras joyas, de casi dos mil euros para poner un mural de la Santísima Virgen de los católicos en un parque público, que se va a inaugurar por parte del mayor jerarca religioso de esta Isla con el gasto que ello conlleva, es cuando descubre los intereses que unen a estos otros.
Y los convierte a todos en perros de la misma jauría.

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