Ladran, luego cabalgamos.

Por: Sergio Naranjo
Se cumplió el año pasado el bicentenario de la proclamación de la Constitución de 1812, aquella en la que tímidamente se asomaba a la sociedad española un intento de modernización, de avance y progreso para el mísero y atrasado pueblo. Pero la respuesta de ese pueblo llegó dos años más tarde, dándonos ahora la oportunidad de celebrar, entre comillas, que el año que viene hará dos siglos que los españoles, al progreso, a la modernidad, al avance, al futuro, anteponen convencimientos retrógrados, ataduras a servilismos, voluntades de sometimientos, con aquel grotesco grito de “¡Vivan lascaenas!”
Ese es, siempre ha sido, el pueblo español. El que echó a los Borbones una vez y en seis años los volvió a admitir; casualmente la obra de un hábil político, un generalito y dos supuestos partidos políticos que se turnaban en sus fechorías y robos constantes, bajo un disfraz de democracia y una constitución que los legalizaba. Todo ello convenientemente bendito por lo más reaccionario y carpetovetónico de la sociedad.
Unos cincuenta años les duró la aventura, hasta que la historia se repitió, exactamente en los mismos términos: expulsión del Borbón; catástrofe resultante de la supuesta auto administración del pueblo; generalito; político hábil; bipartidismo y Borbón. Otra constitución legitimante del invento y a echar días para atrás. Y fíjense que los cincuenta años de este invento se están acercando. Por si acaso, ya tenemos un generalito que ha lanzado amenazas; un cardenal que ha marcado la pauta de lo que tiene que ser la moral de todos los españoles y hasta un enanito y con bigote (condición parece que indispensable) que se ofrece como salvador patrio.
Cada cual manifiesta su opinión como quiere, entre la erudición muy difícil de alcanzar de algunos y el balbuceo estúpido de una gran mayoría de zoquetes que no se han preocupado nunca de consultar un diccionario. Pero el pueblo español sigue a lo suyo: A los que saben los desprecia; a los que quieren saber, los aniquila. La insolencia de estos badulaques es tal que pretenden, con sus insultos, no la mejoría de su deplorable condición mental, sino el abajamiento de cualquier intento del Saber a sus cloacas mentales.
Nunca ha tenido la sociedad española más cantidad y mejor calidad de medios a su alcance para desarrollar el Saber, pero no está hecha la miel para el hocico del asno. Y ahí sigue, en términos generales, esa sociedad: ocupándose y preocupándose de sus peleas, sus insultos, sus deseos de aniquilar al otro, de acabar con el contrario, el distinto, al final enemigo. Y los listillos igual, doscientos años más tarde: Manejando ejércitos de idiotas capaces de matar por quienes les procuran la muerte.

Comentarios

Pedro Domínguez Herrera ha dicho que…
A lo que dices España nunca acaba de modernizar parece que arrastramos secuelas y comportamientos de la época feudal todavía se sigue creyendo en los salva patrias en la necesidad de un líder que nos meta en cintura y no en una colectividad social que nos modernice y actualice de una vez. El escrito es corto pero tiene mucho mensaje entre líneas. Te felicito
Sergio Naranjo ha dicho que…
Si tenía en la cabeza alguien capaz de interesarse por el Saber sin tener que ser universitario o tener títulos; de alguien que quiere aprender y a quien primero escucha es a quien sabe; de alguien que habla con respeto y soslaya al ignorante; de quien no presta atención al necio y sus verborreas sin valor, ese alguien, entre otros, eres tú por derecho propio, amigo Pedro.
Saludos.

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