Caminante tú sabes. Que sí hay camino, de hecho le estás transitando.
Por: Antonio Domínguez |
A contratiempo dice el periodista Juan Cruz, que
dijo Julio Cortázar, que la mejor manera de desplazarse es caminando. Como
siempre, caminando. Y acierta Julio, según Juan; pero le confieren virtud a
aquello de: “se hace camino al andar” y esto es mentira, poética, sí, claro!
No se hace deporte. Está ya inventado y con sus
reglas hechas: se juega al futbol o se trabaja en el futbol. No se hace dieta:
¡se está a dieta! No se hace teatro por lo mismo (porque ya fue hecho el
edificio y escrita la obra que solo se puede interpretar). Cuando se camina no
se hace camino (que se hacen a pico y pala) ¡se transita un camino! No se hace
deporte echándose a correr, que para lo único que sirve es para HUIR y
tampoco SE HACE ¡se improvisa “la carrera”
en la plena perentoriedad imprevista, que es la madre de toda prisa reventante! En fin…
Imposible el caminante sin camino. Imposible un
habitante sin mundo. Imposible hacer un camino andando sin primero haberlo
expeditado de obstáculos o tropiezos insalvables. A la acción de caminar
corresponde también el camino que se holla con el pie, que él mismo en
milenios, centenios, décadas ha señalado. Con ello surge la desunión de la
unión de un principio establecido; a estudiar y modernizar. Por lo tanto a
separar la acción y su “escenario”: la cuestión subjetiva y objetiva.
Cuando se camina por caminos, sobre todo los que
tienen “su lugar” y su realidad ancestral, o desde los ancestros, en el mundo
(rutas) no se hace camino al andar puesto que “ya está hecho; por ello es
mentira absurda dar distinta connotación cuando solo se trata de transitar un
camino, “no metafísico”, y ya sabemos hasta donde se ha arrinconado la
metafísica por los verdaderos intelectuales de nuestro tiempo; por lo que se la
considera pueril, atemporal, intangible, y hasta ininteligible el salirse del
pragmatismo fí-si-co inexorable de aplastantes, insustituibles empírias, que ya
para bien humano dominan e impregnan toda ciencia,- liberadoras de la mente
humana- del ridículo noúmeno y de “piruetas” mentales más allá de los sentidos,
en majadera maniobra. Ya está anticuado construir metáforas que vayan un
centímetro más allá de la re-a-li-dad y de nuestros sentidos. La materialidad
ya tiene el valor (por conocimiento) de burlarse del ridículo fantasma de la
eternidad, y dice: ¡¡nada de ensoñaciones!!
A la palabra metafísica auguro el porvenir de la
propia mentira; desaparecerá en el tiempo que tarde el hombre en convencerse
que es absolutamente material, físico y “desalmado”.
En el mismo orden cuando el hombre abandona el
camino -físicamente hablando- eso se llama incurrir por sendas desconocidas que
conocerá en sus “llegadas” a donde le han llevado, cuando se llega, ¡claro!
Tampoco en ellas “se hace camino al andar“. Los caminos los hacen miles de
millones de hombres en fila en el tiempo echando por los mismos sitios, con
además del transcurso de mucho tiempo, resultado: mentiroso Machado, mentiroso
Cortázar e ingenuo Cruz. Por mas que confundir, tratar de colar, los destinos;
que no tienen huella (sí tienen memoria de lo pasado), con los caminos, que no
hay uno solo que no esté hollado, si no está desaparecido.
No se puede mezclar destinos con caminos. Los
destinos se orientan en el inicio de los sinos y a ellos hay que saber llegar; o
que no se te impida la llegada… suponiendo que te dejen iniciar la partida o…
esto de los sinos es jodido porque se puede llegar por cien sitios a Tenoya
contando veredas y todo.
Este pequeño comentario se ha construido desde el
punto de vista empírico-experiencial para que sea comprendido por los más,
pero, si usted quiere “tirar el cucharón al fondo del barreño“, verá vertida
“en su plato, una comida”, que forzando mucho la memoria le dará la sensación
de no haberla probado nunca, y por otra “razón” (su razón) estoy bastante
seguro, rehusará y desaprobará. Por sus saberes, ni yo ni absolutamente nadie
podrá hacer nada (se pegan a los cerebros como la lapa a la piedra: se lo digo
porque “veo“ lo que me ocurre por
dentro). De ahí la práctica inutilidad de escribir.-Si no fuera por
entretenerse y combatir el hastío, enemigo cumbre de esta sociedad que pronto
se jubila ¡como sociedad!: asociación de socios, no inasociados, pero, sí
inasociables, incluso en el mismo acto-intento de asociarse.
Antonio
Domínguez
Comentarios
Con todo mi cariño para mi Maestro.
J,M CALDERIN
El reconocimiento público que me haces, con él me honras, habida cuenta de mi postergamiento y por la soledad de mis opiniones (repudiadas lo sé y no me quejo, porque a saber donde está la laxitud). Son palabras como las tuyas comprometidas y que no se pueden cambiar en caso de apuro a otra significación de la que tienen, lo que valoro de,- dicho sea otra vez-, tu atrevimiento. Gracias querido amigo, pero, muchísimo más mi queridísimo no enemigo.
Antonio Domínguez.
Hablar de discrepancia significa hablar; discrepar para ofender significa ladrar.
Aunque con Schopennhauer sí podríamos estar de acuerdo.
Me alegro de leerte, Antonio. Saludos.
Cada vez constato mas que se está formando una nueva realidad y una época se ha hecho vieja (de ahí mis opiniones fuera de orden, al que considero un invento) es por lo que tengo a bastante altura la saludable discrepancia; la mía y la de todos igualmente.
Comprendo que propuestas para remover lo establecido, adoctrinado, calado hasta los huesos, sean muy atractivas para mí y así las siento. Pero el asunto no funciona si no va acompañado de un proceso intelectual que abarque la totalidad y la universalidad que yo no puedo abrazar. Propuestas separadas en artículos escritos y su limitación no tienen sentido porque solo el espíritu de unidad en que deberían hacerse y realizarse les proporcionaría su sentido.
Redactado rápidamente y sin elaboración que por lo demás no admite el cortísimo espacio, te agradezco la atenta cortesía de dedicar tiempo a mis opiniones, no solo para leerlas sino además comentarlas; que como ves te correspondo en toda la cabida de este espacio (que admite bastantes flashs pero en las cortedades y concisiones en puntos y apartes; sin matizaciones ¡y es lo peor!). No obstante me he sentido primero que nada alagado. GRACIAS mi admirado Sergio.
Antonio Domínguez.
Antonio Domínguez.